Materialismo Dialéctico e Histórico,
Breve Síntesis Filosófica Actualizada
por: Moisés Pinzón Martínez
2014, último capitulo del libro ES INEVITABLE
9.- Consideraciones teóricas
«La religión del futuro será cósmica.
Una religión basada en la experiencia y que rehuya los dogmatismos. Si hay
alguna religión que colme las necesidades de la ciencia esa sería el Budismo…»
A. Einstein
En el camino de nuestra evolución,
primero aprendimos a transitar en dos patas, luego se desarrolla el dedo
pulgar, para concluir ese primer proceso del nacimiento de la naturaleza humana
con la estructuración del lenguaje. Antes de aprender a pensar aprendimos el
arte de la sobrevivencia; todavía hoy primero resolvemos nuestros problemas
básicos y luego pensamos; o pensamos dependiendo de nuestro lugar en la
solución de los problemas.
El conocimiento nos fue llegando
lentamente, es por lo que la primera fase de la formación de nuestros sistemas
lógicos (sistema operativo) estuvo vinculada a una visión fantasmal, idealista,
de los fenómenos; en nuestra total ignorancia cada manifestación de la
naturaleza que surgiera no podíamos comprenderlo ni explicarlo de otra forma
que con una representación espiritual. Esto nos fue estructurando una lógica
analítica estática, sin cambios, costumbrista, llegando al entendimiento
inicial de que todo lo que existe es a partir de nuestra realidad personal,
“pienso luego existo”; la realidad de un objeto o fenómeno dependen del lugar
de donde está ubicado el observador, por si mismo no existe, existe siempre y
cuando nosotros existimos y podemos dar cuenta de ellos. Según el pensamiento
idealista, la materia depende del espíritu; primero pensamos y luego resolvemos
nuestras necesidades básicas.
El fenómeno de la muerte es la
circunstancia de mayor trascendencia en la consolidación de esta forma de
pensamiento; ante la casi imposible comprensión de la obligada separación
definitiva del ser querido y/o en nuestra despedida de la vida terrenal.
Encontrando un analgésico a los sentimientos en la seguridad de nuestro
encuentro futuro y/o permanencia espiritual. Aprendimos a usar la “resignación”
como fórmula psicoanalítica para vivir con lo que no entendemos, dándole un
contenido espiritual. Ciertamente, en medio de la ignorancia masiva existente,
Jesucristo salva al mundo de la muerte.
El Materialismo nace en Grecia antigua,
como producto del abrupto desarrollo inicial de las ciencias; esta nueva
corriente filosófica es opuesta al Idealismo. A lo largo de la historia se han
enfrentado en bestial carnicería estos dos sistemas filosóficos claramente
definidos. Todas las diversas modalidades de pensamiento creados desde entonces
son sofisticadas variantes de una u otra tendencia. Como escribiría Ricaurte
Soler (1932-1994), “es por ello que el materialismo e idealismo, correctamente
comprendidos, constituyen tendencias con implicaciones no sólo teórica, sino
incluso prácticas. Un problema moral, por ejemplo, toma diferente contenido
según que se acepte o no la dependencia del espíritu con respecto al mundo
material”.
El materialismo nos dice: todo lo que ha
existido, lo que existe y lo que existirá en el mundo están en constante
movimiento y transformación; tiene su origen documentados en Tales de Mileto
(624 a.C.) pasando por Heráclito (530 a.C), Demócrito (460 a.c), Aristóteles
(384 a.C, sin ser materialista, aporta enorme caudal de conocimientos
científicos a la humanidad), Fan Zhen (V d.C), Diderot (1713, 1784); logrando
su más brillante desenlace con el desarrollo de las “leyes de la dialéctica”
elaboradas por Carlos Marx (1818-1883) a partir de los estudios al respecto de
Hegel (1770-1831) y de todo el conocimiento positivo que la humanidad había
creado hasta ese entonces.
Leyes estas –dialécticas- capaces de
explicar todos los acontecimientos materiales y sociales que surgieron, surjan
y surgirán en el universo; con ellas las ciencias se potencian a niveles
infinitos.
Heráclito uno de los más brillantes expositores
en los inicios de esta filosofía, decía: “El mundo es un proceso en el que toda
cosa y toda propiedad cambia. Por eso nadie se puede bañar dos veces en el
mismo río… En la vida humana, este devenir de todo es su contrario, no es un
tránsito simple, sino lucha, lucha universal… Es el padre y el rey de todas las
cosas.”
La Dialéctica es el “sistema operativo”
más evolucionado creado por el pensamiento para que el cerebro pueda procesar
las circunstancias existentes en nuestro entorno, acertadamente. Y su estudio
periódico permite sustituir, en el hipotálamo, el sistema más atrasado –el
idealismo- que crecieron en nuestra infancia, fortalecidos a lo largo de la
historia y que es el producto obligado del desarrollo de la humanidad.
Permitiendo, de esta forma, que cada suceso sea analizado en su movimiento, en
forma inmediata. No como comúnmente ocurre, cuando es analizado en forma
escolástica, estática, idealista, con la consecuencia de no lograr la respuesta
correcta, dado que obvian los nexos y las transiciones entre cada evento,
separando marcadamente una cosa con otra y sus relaciones.
A diferencia de las computadoras, las
que podemos formatear el disco duro para cambiarle el sistema operativo por
otro más eficiente; en los seres humanos es la persistencia y la información
correcta, la que puede lograr ese milagro. Empero, el abrupto y espectacular
desarrollo de las fuerzas productivas forman el pensamiento dialectico en forma
natural.
Cada bebe que vemos crecer jugando con
una calculadora o con el celular o destruyendo (investigando) un juguete de
baterías, esta codificando en su disco duro un sistema operativo moderno,
dialectico. De igual manera en movimiento están pre condicionándose sus
respuestas automáticas, surgidas de su memoria de trabajo (RAM), el hipotálamo;
desarrollando un sistema de análisis intuitivo que es capaz de desentrañar los
nexos y las contradicciones en el mismo instante en que va percibiendo su
entorno.
Cuando la dialéctica es conocida pero no
está instaurada en el hipotálamo, los individuos solamente logran analizar
dialécticamente algunos procesos específicos vinculados a la práctica
inmediata; esa es la razón por la cual dirigentes revolucionarios son
excelentes analistas de la realidad política, social, económica de los
trabajadores en el entorno del sindicato –en su medio de gestión-, pero en su
familia, en la comunidad o en otro entorno social, no. Igual que las
computadoras con limitada velocidad, memoria R.A.M., y un sistema operativo
anticuado, con la que podemos realizar algunas operaciones, pero cuando le
exigimos respuestas sofisticadas de calidad de imagen o de aplicaciones
especializadas, la máquina se congela.
Este sistema operativo se divide en dos
grandes áreas de estudio, la principal, es el Materialismo Dialéctico (ciencias
exactas); definido como el conjunto filosófico consistente en el movimiento; su
contenido principal nos lleva a las leyes universalmente entendidas del
desarrollo y el conocimiento integral del mundo material, es decir, el pensamiento
más acabado de la humanidad sobre el comportamiento de la materia. Siendo la
segunda, el Materialismo Histórico o social, estudio filosófico de las leyes
que determinan el funcionamiento de la sociedad humana; este depende o está
supeditado al primero.
El Materialismo Dialecto es un sistema
operativo que determina la lógica científica. Como tal sus postulados están
definidos en los límites de las ciencias exactas; es decir, que pueden ser
comprobados en un laboratorio. El Materialismo Histórico, sin embargo, es un
sistema operativo fundamentado a partir de las leyes de la dialéctica pero
cuyos postulados están definidos en los límites de las ciencias sociales; es
decir, su comprobación está determinada por la correcta observación en la
historia de los acontecimientos humanos.
El idealismo, sin embargo, se quedó
rezagado en la historia de las ciencias, su herramienta más moderna es el
Existencialismo; creado por un brillante pensador que en su juventud, las
matemáticas, la biología, en fin, las ciencias no fueron parte de su pensum
académico. Es muy común, que personas muy brillantes, pero que no le dieron
importancia a cultivar el conocimiento general, en su desborde en busca del
reconocimiento público, o al interpretar sus circunstancias, afirmen y reafirmen
criterios y conceptos que tergiversan la realidad, incluso escriben libros,
ganan premios y hasta obtienen el Nobel.
Utilizando como herramienta de análisis
estas leyes dialécticas, es que podemos definir los sucesos actuales y
principalmente en el entendimiento que nos lleva al estudio “Pasado y futuro de
la crisis inmobiliaria”; determinados por la ley de “Correspondencia recíproca
entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción”. Esta
pertenece al conjunto de leyes definidas en el Materialismo Histórico;
indicando que a cada nivel de desarrollo de los medios de producción
(instrumentos, métodos de producción, conductas laborales, procesos
administrativos, mecanismos de control, financiamiento, etc.) representativo de
un significativo progreso en la productividad, hay obligadas relaciones nuevas
(leyes, documentos, decretos, etc.) de carácter social que la sustentan. De no
crearse las nuevas reglas o leyes que permiten esa sustentación, se generan
profundas crisis sociales que obligan a la destrucción de las antiguas, que
impiden y limitan el funcionamiento fluido de las nuevas fuerzas productivas; y
se crean las relaciones sociales que si lo permiten, a partir de un “salto
evolutivo” o una “revolución” (son categorías distintas).
En torno a las leyes sociales
(materialismo histórico) hay algunos axiomas fundamentales como es el que las
“relaciones de producción” son primarias y determinantes; y las otras
relaciones sociales y las formas de conciencia social son secundarias. Es
decir, que las primeras determinan a la segunda. Una de estas importantes leyes
sociales es la descrita anteriormente sobre la “correspondencia recíproca entre
las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción”.
Es el “movimiento” la forma de
existencia de la materia y de la sociedad; todas las formas de movimiento
guardan una estrecha conexión recíproca, descubrir las conexiones es la
tarea.
El espacio y el tiempo son formas
universales de existencia de la materia en movimiento. El concepto espacio
define la realidad objetiva que la materia conserva determinada extensión y
están colocados en un orden uno con respecto al otro. El concepto tiempo
expresa la circunstancia que los fenómenos existen siempre en determinada
secuencia, antes, después o simultáneamente, y se diferencian por su
duración.
A la hora del análisis y estudio hay que diferenciar entre lo que es “ley”
o una “regularidad”; esta última, tiende a confundir los acontecimientos con
mucha facilidad, asumiéndola como ley. Por otro lado, hay leyes fundamentales y
no fundamentales.
Las fundamentales leyes del Materialismo
Dialéctico son:
1.- Ley del tránsito de los cambios
cuantitativos a cualitativos y viceversa.
2.- Ley de la unidad y lucha de
contrarios.
3.- La ley de la negación de la
negación.
Las leyes no fundamentales del
Materialismo Dialéctico son, entre otras:
1.- Ley de la unidad del contenido y la
forma.
2.- Ley de la unidad de la esencia y del
fenómeno.
3.- Ley del nexo causal de los
fenómenos.
4.- Ley de la transformación de la
posibilidad en realidad.
A partir de estas leyes del Materialismo
Dialecto se construyen las leyes del Materialismo Histórico. Por ejemplo la Ley
de la Lucha de Clases, tiene un sustrato de sustentación en la ley de unidad y
lucha de contrarios.
La tercera ley de la dialéctica
determina la elaboración de la ley del Materialismo Histórico expuesta por
Carlos Marx en el Prólogo a la Contribución de la Crítica de la Economía
Política, que dice: “ninguna formación desaparece antes de que se desarrollen
todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas
y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales
para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua.”
Explicando así las razones de la caída obligada de la primera experiencia
socialista en el mundo en 1991, y de la realidad expuesta y razón de las crisis
sucesivas que embargan al mundo en este periodo, de que los cambios se van a
efectuar desde las entrañas de los países más desarrollados. Claro, no va a
caer solo, hay que empujarlo, y así lo estamos haciendo, inevitablemente.
Se sustenta bajo el entendimiento de la
Dialéctica, tanto materialista (ciencias exactas) como histórico (social), que
todos los procesos funcionales y evolutivos, tanto de la materia como de la
sociedad, obedecen a leyes muy definidas que obligan su funcionamiento; y que
ellas ocurren al margen del querer individual. Indicando que no podemos afectar
los acontecimientos, pero si podemos conocerlos y determinar nuestro trayecto
en torno a los sucesos. El ser humano puede cambiar las condiciones donde
operan algunas leyes, no pudiendo imponerlas o liquidarlas; y estas, en nuevas
condiciones, funcionan con variantes determinadas que pueden ser calculadas.
Hasta el sol de hoy, en el plano social (materialismo histórico), ellas han
actuado al margen de nuestros conocimientos. La posibilidad de aprovecharla es
conocerlas; y al saber para donde se mueven sus consecuencias, podemos ordenar
sus efectos. La posibilidad de aprovecharla está estrechamente vinculada a la
planificación, ciencia esta que todavía no es plenamente parte del
comportamiento y funcionamiento social de las naciones ni de los
individuos.
Al conocer científicamente los procesos,
podemos orientarnos convenientemente en la ruta de las corrientes históricas
objetivas; y podemos incluso escoger en que cayuco navegar. No como ocurre con
frecuencia, que ellos nos arrastran sin saber hacia dónde nos lleva.
Desde esta perspectiva del análisis, el
sentido de “Libertad”, de amor, de familia, de amistad, el sentido de la
felicidad, entre muchos otros conceptos de funcionalidad humano, no son
determinados por la casualidad, espontaneidad o la providencia como orienta el
Existencialismo (teoría filosófica enmarcada dentro del sistema idealista),
sino por la “Causalidad Dialéctica”.
Comprendiendo o intuyendo las fuerzas y
las circunstancias que determinan los acontecimientos, dejamos que la mente y
el cuerpo fluyan en la dirección del viento. Y si se va en su contra
igualmente, para que los resultados sean ponderables, hay que conocer sus
leyes; así podremos saber hasta dónde nos lo permite.
No cabe duda, este pequeño esbozo no va
a poder presentar lo complejo y abundante del tema, razón por la cual no
pasamos a definir los conceptos, pero si pretendemos llamar la atención y las
motivaciones para que los lectores busquen en otros autores este tema en forma
persistente. Además de presentar un cuadro muy general por el que podrían
orientarse mejor en esa búsqueda, que con mucha frecuencia está llena de
estudiosos y autores que en su búsqueda irresponsable por la permanencia, lo
exclusivo, lo nuevo, la trascendencia, la fama, etc., acostumbran a reinventar
lo que ya está inventado, trastocando códigos, conceptos, teorías, leyes, etc.
logrando con ello no sólo hacerse un corto circuito que les impide lograr lo
que buscan, sino que, y es lo más grave, confunden a sus lectores.
Cerramos este pequeñísimo esbozo
filosófico con una contundente ley descubierta por Antoine Lavoisier
(1743-1794), en el mismo tiempo que Mijail V. Lomonósov (1711-1765) hace lo
propio, los que desarrollan la Ley de Conservación de la Materia. Luego Albert
Einstein (1879-1955) recogiendo y proyectando todo el acumulado científico
existente, en sus trascendentales investigaciones nos demuestra que todo lo que
ha existido, existe y lo que existirá en el mundo circundante es materia en
movimiento, sus diversas propiedades y manifestaciones.
“La materia no se crea ni se
destruye sino que se transforma”
Moisés Pinzón Martínez
Es Inevitable, 2014
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publicación en el Blog fue realizada el 17 de mayo de 2020, 50 ANIVERSARIO de la Central Nacional de Trabajadores de Panamá (CNTP)
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Cómo funciona la tercera ley de la dialéctica: negación de la negación
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Teóricos y Analistas deberían darle seguimiento al libro en PLENO DESARROLLO III GUERRA MUNDIAL, PRESENTE Y FUTURO DE UNA PANDEMIA.
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