Si los promotores de
casinos acondicionan sus locales de la mejor forma para lograr sus objetivos,
es su derecho; pero que las autoridades y líderes electos por el voto popular legislen
para controlar su ubicación, horarios, etc. de estos fabricantes de conflictos
humanos, es la obligación de quienes
se deben a la voluntad popular para construir una sociedad prospera, ética y
moralmente saludable...
Los casinos necesitan
clientes concurrentes, como cualquier negocio. Consecuentemente, su gestión está obligadamente
encaminada a la promoción de la ludopatía, no tienen
alternativa.
Veamos cómo acondicionan
los casinos para lograr dicho objetivo: la confortabilidad, atención y belleza
son impecables, nada distinto a lo que debería ser cualquier otra actividad
económica; empero, en estos hay factores determinantes en la afectación de la Salud Pública; aún más,
cuando son instalados masivamente en cada rincón del país donde prosperan las
desventuras.
El cliente se acomoda en
un sillón de avión 🚀frente al moderno tragamonedas, aislándose
inmediatamente del mundo exterior, sin saber si es de día o de noche; en
ninguna parte hay reloj. La música, junto a la iluminación propia para perder
el sentido del tiempo, llama a sentirse relajado; hay animación
profesionalmente encaminada a publicitar la perspectiva de ganar dinero, única
razón del negocio.
Esta ambientación,
combinados con los sonidos emitidos por los tragamonedas, hacen un efecto de
rompimiento de la voluntad disciplinada; dejando suelta en la mente la fuerza
de la necesidad, incitando una y otra vez cada neurona. Colateralmente brindan
café, tragos, etc., para mantener al cliente en su estado de hipnosis mientras
lo despojan. 😵💫
Prontamente el
tragamonedas inicia en quitarle el dinero y se desarrolla una lucha entre la
máquina, las necesidades particulares del cliente y el dinero que ya está
perdiendo... en sumatoria histórica.
Ninguna persona reconoce
que apuesta por
necesidad
en cualquier juego de azar; rebuscará
argumentos falsos
para sentirse bien ante sí y en su entorno social, ocultando los raudales de
dinero gastados. Argumentos tales como: voy a ese lugar para sentirme bien,
siempre tengo control de lo apostado, nunca voy por necesidad -es la clásica-;
ni mucho menos, mencionará lo perdido, la
vergüenza lo enmudece. Pero cuando gana, lo publicará dejando
en el ambiente el falso cuento de la Cenicienta.
Siempre es la expectativa
de ganarse un dinero para
resolver tal o cual problema, lo que provoca la gestión de apostar
para solucionarlas mágicamente; provocando ansiedad creciente en tanto
se precisa recuperar lo perdido -cada vez mayor-. Siempre queda abierta la
necesidad combinada (la que lo llevó ahí y ahora lo perdido) de solucionarlas
en un golpe de suerte; arrastrando al incauto, ascendentemente, a apostar cada
vez más y seguido.
En este último escenario
se niega incluso el abandonar su hipnotizado cuerpo de la pantalla, ante
pequeños éxitos; en tanto, lo perdido va anchando el abismo entre las
cantidades ganadas cada vez más pequeñas, con respecto a las cada vez mayores
cantidades pérdidas. Y se engañan expresando: 40 dólares no me resuelven
nada...; igual dirán lo mismo cuando hayan acertado con 175, 500, 1,000 dólares
o mucho más. En tanto, el cansancio, junto a la perspectiva de coronar con un
gran premio, le hacen perder el control de la apuesta, subiéndolas a niveles
insostenibles (leer parte #2) por lo que rápidamente pierde ese acumulado.
En este momento le
tiemblan las manos ante emociones
contrapuestas
en la duda de introducir recursos que ya le son indispensables para su diario
vivir y la perspectiva que la máquina le vaya nuevamente a gratificar con algo
más o incluso le aparezca el fantasma de la Cenicienta; como consecuencia,
sería otro el que logre tal suerte que, según el hipnotizador, podría
corresponderle y por no asumir el riesgo, se lo perdería.
Al final, llegó para
desestresarse y termina cansado, hambriento, abandonando compromisos, etc., y
sin el dinero de la cuenta de la luz, del supermercado, del alquiler, y hasta
el de la leche de su vástago; todo se lo llevó el hechicero en cuestión de
minutos; dejando al incaut@ en un trance
silencioso
con los ojos fijos en el infinito y las manos sosteniendo la cabeza presa de la
apacible
desesperación.
Todos salen con el rostro apagado, sin la más mínima sonrisa.
Con el tiempo, la
estructura funcional de los casinos (regalan bonos por cualquier motivo social
y por SMS) va creando adicción enfermiza en su clientela, generando hábitos,
sueños permanentes e ilusiones, por lo que la persona justifica pasar horas aun
no teniendo la necesidad inmediata; sin poder valorar las fortunas que ha
dejado en las apuestas. Horas solitarias, sin generar productivas relaciones
sociales.
En un concurso a los
mejores clientes del casino, donde se les premia por su asistencia, escuché en
los parlantes a vari@s decir: ¡que emoción!... desconociendo las fortunas
perdidas ante su papel de ser cliente privilegiad@.
Otra persona encontrada
en la caja registradora de un supermercado en un barrio popular, me
comentaba que criticaba por años a su hermano por la adicción a los casinos. Y
ahora, él llevaba unos ocho meses sin salir de ellos; como consecuencia llevaba
perdidos más de seis mil dólares; ese día –manifestó- fueron doscientos; y tuvo
que sobreponerse con gran dificultad para salir de ahí con algo para hacer las
compras de los comestibles.
La agonía de la
necesidad y el dinero perdido son los factores principales de la concurrencia,
luego se genera una sicosis de bienestar enfermizo, perdiendo el sentido de la
realidad.
Una dependiente de un
pequeño casino, de los tantos en barrios
populares,
narra que antes de las 8:00 a.m.
(mañana),
cuando abren el establecimiento, ya existen clientes desesperados a entrar al
matadero para ser descuartizados.
Una conocida me asegura
que para nada los casinos le roban la calma; pero el domingo le vi con no menos
de 20.00 dólares en billetes y chances de lotería mientras se cercioraba que no
había ganado... Para nada casual.
Finalmente, es importante
anotar que los ludópatas (apostadores permanentes), igual que los adictos a
cualquier droga ya sea alcohol, cigarrillo, etc., jamás reconocen su enfermedad
crónica;
siempre encontrarán excusas -basadas
en mentiras-
para demostrarse a sí mismos y a su entorno, que tienen el tema bajo control.
El ascenso a niveles
superiores en los acontecimientos sociales transcurre por el mismo camino para
todos.
Moisés Pinzón Martínez
16/Septiembre/2022
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Me ELIMINARON la página en el Blog donde estaba promoviendo el libro
III GUERRA MUNDIAL COVID-19. Siendo como la 5ta vez que me agreden por ese escrito (🙏🏻 son mis ovaciones)...Bájelo ahora aquí y repártalo antes q sea imposible👇🏽
Debo anotar que esto solo sucede si hay varios que denuncian dicho link, indicando que hay una organización que le está doliendo mucho dicho estudio.
Saludos
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LA CUNA DE LA LUDOPATÍA
Parte #1 INTRODUCCIÓN
Parte *#2 ... EL NEGOCIO DE LOS CASINOS
PARTE #3.- EL CAMINO A LA PERDICIÓN✍
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No CREí, No lo IMAGINé, No lo DiJe, no lo soñé 👉🏽Lo EsCRIBí y lo he venido SUSTENTANDO DESDE 2008💥 Ahora, en medio de la REVOLUCIÓN SISTéMICA MUNDIAL, son los ÚNICOS análisis con MÉTODO CIENTÍFICO certero😁
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Pienso que la TRILOGIA DE LA CRISIS debe ser estudiada con cuidado:
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