ES UN NEGOCIO DE ASALTADORES, PIRATAS Y CORSARIOS
Parte *4ta* de la serie La Cuna de la Ludopatía.
Entras a sus confortables y finamente decoradas salas, mientras escuchas la primera dosis de anestesia para saquearte los bolsillos sin dolor: "En Gran Casinos usted siempre gana." Luego, la insistencia de usar las tarjetas para establecer un permanente vínculo (a través de premios y atenciones insignificantes) con los ya sometidos incautos; llevándolos dócilmente a la chutra hacia el deshuesadero.
Como cualquier negocio que prospere, sus gerentes, dueños o socios, están pendiente -día y noche- de la planilla, luz, impuestos, gastos diversos, etc... y de los ingresos necesarios para cubrirlos; luego de lo cual, garantizar sus ganancias. La competencia en la oferta de bienes y servicios naturales de vida, garantizan un equilibrio básico de los precios. En los casos de bienes cuya oferta está monopolizada igualmente hay un desequilibrio básico cuyas complejas soluciones tienen carácter político y no médico; es decir, dichos monopolios no causan enfermedades psicológicas.
La ludopatía, sin embargo, es una enfermedad que exacerba las necesidades económicas con el fetiche de poder resolverlas con un golpe de suerte (que no es tal, como venimos demostrando) destrozando los valores éticos y morales hasta el límite en donde el esclavizado -cautivado por la ilusión- pierde el control de su voluntad, en actos conscientemente inducidos por los administradores del negocio. Negocio cuyo único fin es saquear los bolsillos y las esperanzas de la necesidad. Claro está, -ya enfermo- el incauto entre más dinero tenga a su alcance, mayores son las apuestas y sus pérdidas.
He escuchado historias, las que dentro de un marco probabilístico representan el 90% de los clientes -ya enfermos-, tales como:
1.- Si supiera los platales que he perdido aquí.
2.- Salí a comprar un televisor y estas máquinas me han quitado todo.
3.- Tenía tiempo que no venía porque no tenía dinero; como si se refiriera a un club social.
4.- En la última jugada recuperé algo de lo perdido.
Todas las historias escuchadas están vinculadas a grandes pérdidas -en el tiempo- de sus narrantes. Conozco casos que han perdido los gastos básicos de sus hijos, casas, etc.; en fin, todos los clientes de estos negocios ya son -de una u otra forma- marionetas de carne y hueso sin la más mínima voluntad de poder reasumir sus responsabilidades familiares, sociales, políticas o productivas; es tan dañino a la Salud Pública esta actividad "legal" como lo es la drogadicción.
Pero sigamos con los detalles técnicos
Primero es obligado anotar que los sistemas inteligentes son -hoy en día- más capaces que los procesos mentales. Los programas de ajedrez para usar en aparatos tan pequeños como los celulares, por ejemplo, en su nivel de maestro es casi imposible ganarles. Y nos referimos al juego ciencia más complicado existente. La jugada, que un experto demoraría en analizar muchos minutos, al programa le cuesta segundos. La inteligencia artificial es capaz de medir la dinámica del apostador, confabulándolo con la posibilidad de la inexistente suerte y luego quitarle lo recuperado y más...
Obviamente, si el dueño o gerente le corresponde pagar miles de dólares en gastos mensuales, y en el día la clientela es muy deficiente, toca ordenar al programador que active niveles de muy baja posibilidad de combinaciones pagaderas. Estas órdenes ya no necesitan abrir las máquinas de tragamonedas, como antes, hoy esas disposiciones se asignan vía Internet. Consecuentemente es imposible que exista un golpe de suerte como es la esperanza de los incautos, sin que primero lo hayan exprimido hasta el límite del no ser... Los golpes de suerte son muy aislados para generar la confianza pública a las ingenuas reces en camino al matadero; y sobre una dinámica ya expuesta en capítulos anteriores.
Bien, los días de mucho auge de clientes, sucede otro fenómeno en tanto el dios de las Ganancias tiene controlado las mentes de los empresarios; por tanto, igualmente se dan las órdenes para aprovechar al máximo dicha afluencia y superar las utilidades en el más alto grado posible. Claro está, como abundan los enfermos, el estimulador sonido que la máquina emite al pagar es tan continuo, que genera la apreciación equivocada de altas posibilidades de suerte, ¡cuando no es así!
En pocas palabras, el negocio de los casinos es una estructura de mafiosos legalmente constituida cuyo único fin es diseminar el virus y saquearles los salarios de sus enfermos clientes.
Se hace urgente se revisen las leyes que regulan este tan corsario negocio, productor de complejas aflicciones a la Salud Pública; tal como se ha logrado con el cigarrillo o las drogas.
Moisés Pinzón Martínez
20 de Enero de 2023
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LA CUNA DE LA LUDOPATÍA
Parte *#2 EL NEGOCIO DE LOS CASINOS
PARTE #3.- EL CAMINO A LA PERDICIÓN✍