*Omar Torrijos:
sinceridad y clara identidad*
Omar Torrijos, ese panameño que se la jugó, desde el
liderazgo de la Guardia Nacional, por la soberanía, la liberación y la
dignificación de todos nosotros, hace 50 años atrás, tenía una característica
que lo definió siempre: *Un realismo y sinceridad absoluta.*
De alguna manera se las ingenió, y su primera alianza fue
construida con la intelectualidad panameña, tarea en la que le ayudó su hermano
mayor, Monchi Torrijos, Rómulo Escobar Bethancourt, Marcelino Jaén, su cuñado,
Juan Materno Vásquez y después por el enlace de su secretario y guardaespaldas,
el Sargento José de Jesús Martínez y con los más renombrados hombres de letras
del mundo entero. Así, fue amigo de Graham Greene el más notable, en ese
tiempo, de las letras inglesas. Amigo de Gabriel García Márquez, Carlos
Fuentes, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, y muchos otros con los cuales tenía
encuentros y a los que le daba la mayor jerarquía, porque entendía que una
batalla como la nuestra, le estaba prohibido perderla a la patria, y para
ganarla necesitábamos de los mejores intermediarios e interlocutores, para que
fuera comprendida por el mundo entero, toda vez que el aparato propagandístico
del imperio, al que nos enfrentábamos, era formidable, igual que el de hoy, y
expertos en hacer invisibles y sordas nuestras causas libertarias, cuando no
sepultarlas
A cada desafío para el país, ya sea en la política interna o exterior, me pregunto muchas veces: ¿cuál hubiera sido la posición de Omar Torrijos en cada tema? Saltan a la vista aquellos que, aún cercanos en lo físico a él, caminaban en una avenida distinta y muerto él, sacaron a relucir sus ambiciones y avaricia.
*Torrijos era franco y leal a los principios de la lucha por
nuestra soberanía y sabía que América Latina tenía que desarrollar un camino
propio, alejado de la tutela del imperio*, si lo que queríamos era algún día
construir una casa propia y una solución propia, él llamaba *nuestra propia
aspirina* a nuestros propios males. Torrijos era enemigo de estar quejándose de
los males, él prefería tener planes y conspirar para lograr objetivos; aunque
la visión de otros, que junto a él pero sin fe, le achacaban el mote de
“soñador”.
Si Torrijos estuviera vivo, por ejemplo, hubiera *confrontado
abiertamente las acciones del Grupo de Lima*, que es un grupo que junto al
secretario general de la OEA y a la oposición más radical venezolana, se ha
encargado de allanar el camino para que Estados Unidos, intente pro una
intervención armada, tumbar al gobierno de Caracas, por la simple razón de que
no es de su agrado, y porque le impide el acceso gratuito y libre del petróleo,
que siendo la mayor reserva certificada del mundo, no disponen de él con la
liberalidad que antes lo hacían. Y ya lo ha intentado tumbar en otros intentos,
por ejemplo, el del 14 de abril del año 2002 que terminó en un estrepitoso
fracaso; porque a Omar, también lo intentaron tumbar con un golpe de Estado el
15 de diciembre de 1969. Él habría reactivado al grupo Contadora, con México y
Uruguay, para buscar una solución política entre los venezolanos y ayudados por
nosotros, los latinoamericanos, sus hermanos, pero de ningún modo apoyaríamos
ninguna intervencionista salida violenta, ni mucho menos una invasión para
imponer un gobierno que encubre el cálculo alevoso de apropiarse por los
Estados Unidos de los yacimientos estratégicos, del petróleo que, como regalo
de Dios, posee Venezuela.
*Torrijos si creía en la diversidad ideológica*, se sentía latinoamericano, porque tenía claramente establecida su profunda identidad y lealtad a su causa, por más amistad personal que tuviera con John Wayne, David Rockefeller, o Jimmy Carter, y estaría abiertamente en contra de lo expresado con absoluto irrespeto por John Bolton en una entrevista con CNN, cuando aseguró el pasado domingo que EE.UU. busca crear "una coalición lo más amplia posible para reemplazar" al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; desconociendo el resultado de las elecciones de mayo pasado y en las que Estados Unidos impidió abiertamente que la oposición política dirimiera el problema del poder político con el Gobierno Chavista, tal vez, porque en sus planes, su estrategia no pasa por la democracia, sino haciendo revivir la doctrina Monroe con una fuerza intervencionista, descomunal y grosera para tener acceso a la riqueza venezolana. Hay que estar muy claros que cualquier salida a los problemas de Venezuela, es de absoluta incumbencia de los venezolanos. Porque Torrijos, era enemigo acérrimo de las intervenciones extranjeras, que mediatizan a las naciones nuestras y vulneran la soberanía nacional de los países, casualmente por haber vivido nosotros mismos, la afrenta de esa clase de intervenciones en nuestro propio patio por mucho tiempo, porque al imperio lo teníamos en el centro de nuestro propio territorio. Desde 1903, hasta 1968, en todos los procesos electorales, la mano de Washington, de su embajada, era notoria y explícita para definir quiénes de la oligarquía eran los candidatos y quienes podían ser presidentes del país y la agenda que debían servir.
Ahora, hemos regresado penosamente a la tutela, a la indignidad, a la abyección y la deshonra. No tenemos una política exterior propia, que defienda nuestro interés nacional, sino que servimos con una genuflexión inaudita, a otros intereses, y sin que nuestro presidente y canciller, se sonrojen por tanta infamia. Afirmo categóricamente que; no tenemos una política exterior, porque la nuestra, no lo es. Hacemos en el contexto internacional, lo que Estados Unidos nos dicta y nos impone. *Cuanta falta nos hace Torrijos, porque no se trata de ser enemigos de los Estados Unidos, sino de servir sencillamente, auténticamente, y con lealtad a los intereses nacionales de los panameños.*
*¡Por un país decente y una patria para todos!*
¡Así de sencilla es la cosa!
José Dídimo Escobar Samaniego
Cédula. 7-84-41
Miércoles 6 de marzo de 2019
-------------------------------------
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
muchas gracias por su atinado comentario, lo veremos con mucha atención