Tercera Guerra Mundial, presente y futuro
de una pandemia COVID-19
5.3.- Contradicciones Fundamentales
En el tema 4.2.- Sectores donde se efectúa la Lucha de Clases, anotamos los distintos grupos sociales que se confrontan generando contradicciones que es necesario deslindar. Así que vamos a precisar las contradicciones (choques) de cada uno de los 7 elementos del organismo social que, a nuestro entender, representan la formación social hoy. Igualmente desentrañaremos la concatenación entre unos y otros.
5.3.1.- Entre Hombres y mujeres; en la familia y a lo interno de cada género
En lo general, en la mayoría de los casos son conflictos producidos por el dominio del liderazgo, temas estos expuestos en diferentes escritos y en el libro Los Ritos de la Vida y los Mitos de la Felicidad. Esa lucha por el control personal, está determinada por la moral y ética que el Sistema Socioeconómico imperante impone, el que será suplantado por el nuevo surgido de las entrañas de la clase trabajadora a partir de lo mejor que la humanidad ha creado y filtrado a lo largo de los siglos y milenios.
Dependiendo del grado de la contradicción que exista entre las clases en disputa (Burguesía y Trabajadores) se despliegan, en cada una de las unidades particulares, múltiples y variadas pugnas dependiendo del grado de ‘conciencia de clase’ que cada uno posea al respecto de los problemas existentes; donde la disputa por liderazgos como fenómeno individual (y no colectivo), denominador común de la moral capitalista, son incentivados por la mediática y los diversos sistemas educativos. Esto último es relativo a que las personas, en busca del reconocimiento, no importa si es verdad o mentira el tema que provoca la conversación, lo importante es imponer su criterio; sucediendo, en la base de la sociedad, en forma inconsciente,
Cada una de las diferencias, conflictos, criterios morales y éticos contrapuestos, que ocurren en las unidades básicas del entramado social, son el reflejo exacto de las contradicciones existentes en la superestructura de la sociedad. La diferencia consiste en que en la base (incluyendo al individuo en su soledad) estos fenómenos responden a reflejos extremadamente inconscientes, producidos por los valores de la clase social en el poder que son impuesto a toda la sociedad.
Estos valores, en su momento, fueron revolucionario y superiores a los valores de la clase caduca que ostentaba el poder en el sistema Socio-Económico anterior; vemos entonces que los valores morales y éticos del Sistema Esclavista eran inferiores a los del Sistema Feudal; de igual forma sucedió entre los valores feudales vs capitalista; e igual está sucediendo entre los valores capitalistas vs socialistas.
Ejemplo ya expuesto en el libro mencionado: instruimos a nuestros hijos desde temprana edad para que conteste el teléfono, ¡dile que no estoy!; deformándolos su conciencia sobre lo que es verdad y mentira. Ahora de adultos, donde todos somos culpables de los males de corrupción, etc., señalamos la de los gobiernos fuera de toda alternativa posible de soluciones.
Estas respuestas inconsistentes de crítica a la corrupción -pero correctas- que responden a una negación de cómo actuamos en la práctica, tiene que ver principalmente porque en lo más profundo del inconsciente, el ser social (relaciones de producción) nos impone el entendimiento sobre lo que es o no correcto para la sobrevivencia de la especie humana. Ningún ladrón (con excepción a la burguesía) está satisfecho con su condición, mucho menos lo celebra; empero, en la superestructura de la sociedad, su deterioro antisocial es totalmente consciente con pelos y señas. La ley de sobrevivencia social impulsa las fuerzas morales de corrección.
Otro ejemplo: en Estados Unidos de Norteamérica salieron muchos trabajadores a manifestarse exigiendo que abandonaran la cuarentena, criterio reaccionario; una buena parte de ellos en sus casas y barrios han tenido y tienen grandes disputas por lo correcto o no de esa acción… además, son la minoría de la clase trabajadora; su conciencia de clase es nula, repitiendo el discurso de sus opresores. Ahora que ese país está insurrecto por el brutal asesinato de George Floyd, desbordando siglos de opresión, violación, esclavitud, sometimiento, etc., se crean multitud de discusiones en la base de aquellos manifestantes que presentamos al inicio del párrafo (visiblemente fascistas) sobre lo correcto o no, tanto del asesinato como de las acciones ciudadanas de protestas; quienes han quedado sin argumentos, sin capacidad de respuesta, porque al final –independientemente de su ignorancia- los hechos fehacientemente comprobados impiden coyunturar cualquier tipo de respuesta contraria, quedando a la defensiva.
Estas contradicciones entre hombres y mujeres, entre miembros del mismo género, por lo de los liderazgos, está totalmente vinculado al desarrollo de la cultura general de la sociedad, la que es dispersa dada la naturaleza ética del sistema capitalista; sin embargo, en su dispersión hay un eje central de desarrollo homogéneo.
No es lo mismo el nivel promedio de la cultural (conciencia social) que existía hace dos, cinco, diez siglos, al que gozamos hoy; como pretenden hacernos creer los sectores más atrasados con la consigna que el tiempo pasado fue mejor. O los doctos súper humanistas, que con las herramientas morales de hoy, juzgan el comportamiento de ayer; comparando matemáticamente las circunstancias sin mediar multitud de requisitos de épocas contrastadas.
Los distintos grados culturales, la mayoría de las veces contrapuestos (consecuencia -además del desarrollo- de la feroz lucha de clases en la superestructura de la sociedad que permean hacia la base), impiden relaciones cooperativas entre la pareja conyugal; generándose conflictos antagónicos con rapidez. Dando inició a la lucha por el liderazgo que se impondrá a lo largo de la sociedad entre amigos, compañeros de trabajo, entre dirigentes, etc.
Dicho en términos ideológicos, el sistema de liberalismo individual que impone el capitalismo (en su momento revolucionario) que destruyó la libertad de castas, se ha convertido en obstáculo de la libertad colectiva que el modernismo exige para su desarrollo y sobrevivencia. Si miramos a través del telescopio de verdades veremos que es exactamente lo que el COVID-19 nos obliga a confrontar; evidentemente los mecanismos de difusión de la moral caduca hacen enormes esfuerzos para que miremos a través del microscopio de las mentiras.
Empero, lo fundamental son los valores que educa la superestructura del
sistema capitalista determinados por el poder, las riquezas, el sexo, el
oportunismo, corrupción, la competencia
desleal en todos los planos sociales, etc. Ninguno de estos antivalores
responden a los que históricamente la sociedad ha evolucionado a través de los
milenios concentrados en las religiones fundamentales tales como el Budismo,
cristianismo, protestantismo e islamismo; asumidas y ampliadas por el pensamiento
revolucionario de los trabajadores.
Señalar quién tiene cultura superior o inferior, no es una postura adecuada para entenderse; que incluso raya con una actitud de inmadurez en la comprensión de los procesos evolutivos; es un asunto de confrontar paso a paso cada conflicto sobre lo que es verdad o mentira. Es por eso que la evolución de la sociedad es un fenómeno generacional, siempre nuestros hijos serán mejor que nosotros y construirán una realidad superior a la que pudimos heredarles.
Es por esto último que las transformaciones sociales no han sido, no son, ni serán de golpe; siempre es un proceso de evolución luego que ocurriera el momento revolucionario de Transformación Sistémica de la Superestructura del Estado. Luego de lo cual, lo viejo y reaccionario se va disipando en el tiempo por razones no solo del ejercicio de la dictadura de la nueva clase en el poder; sino también porque todos los testarudos, que pelean a sangre y fuego por sustentar que la tierra en plana, pasan a darle los presentes al Señor; redefiniéndose los paradigmas y sus polémicas.
Entre las diversas formas de
lucha de clase expuestas por los teóricos históricos, destacaremos la que
implica inculcar a la sociedad en su totalidad una nueva moral y ética, una
nueva disciplina de conducta, una nueva relación entre la gente, en la familia,
etc.; en fin, retomar los valores que se han construido por milenios, depurar
el cáncer que representó el libertinaje en ellos y reconstruirlos dentro del
objetivo de una sociedad equilibrada con la naturaleza, solidaria, una sociedad
donde el ser humano ocupe las primeras planas de todos los objetivos a
conseguir.
Por
ejemplo, si bien es cierto que todo padre hace lo imposible para impulsar a sus
hijos a un estadio cultural, político, económico, social, superior, también es
cierto que en su deformación de valores le inculca las características de sometimiento que con extrema frecuencia
actúan en nuestros sentimientos en contraposición a la solidaridad y el cooperativismo. Estos antivalores de sometimiento
son los que actúan en la negación de apoyo, promoción, ayuda, etc., del
crecimiento hacia un amigo o compañero de trabajo, vecino, pariente,
copartidario, etc.; sin negar en lo más mínimo la condición afectiva que los
podría unir.
Es decir, todos los que pretenden creer que el socialismo se impondrá masivamente luego que el Rayo Divino abatiera como a Sodoma y Gomorra, pues no será así. Lo que si será es la imposición de un sistema intermedio de real Coexistencia Pacífica en el mundo (estudiar libro Crítica al Socialismo Científico) que permitirá la maduración de la consciencia social de cada uno dentro del contexto de la individualidad colectiva sobre los equilibrios cooperativos que obligadamente tendremos que asumir con la naturaleza; equilibrios que surgirán de políticas globales de equidad humana, sine qua non seremos tragados por el equilibrio universal.
Tan solo hace cuarenta años era pecado mortal declararse socialista, hoy es un sacrilegio negar serlo; evolución de la conciencia de clase que ha tenido su verdadero impacto luego del desarrollo tecnológico provocado por el Windows'95 (máquina de vapor del socialismo).
31 de mayo de 2020
Cincelado el 9 de julio de 2020
Moisés Pinzón Martínez
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