No entiendo de esta imagen sobre el incendio en el Amazonas que si es así, entonces se quemó todo.
EL DESARROLLO DEPREDADOR
Por. Jaime Cheng Peñalba
Todavía tengo las imágenes frescas del actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro cuando en campaña política amenazó con “exterminar” a los grupos ambientalistas que se oponen a la explotación y destrucción del Amazonas. Bolsonaro fue más allá en sus amenazas, prometió armar a los terratenientes para defenderse de los pobladores indígenas que se oponen al acaparamiento ilegal de tierras que estos pueblos habitan desde hace siglos. No cabe duda que Bolsonaro pertenece a un sector político ultraconservador en Brasil y que constituye “un retroceso en la historia de este país” sudamericano según reconoce el presidente francés Emanuel Macron, pero en realidad Bolsonaro no es más que un interlocutor del grupo de empresarios y comerciantes inescrupulosos que ven en las selvas del Amazonas una forma de hacer negocios y enriquecerse aún más. Para estos “depredadores” la explotación de los recursos naturales es un asunto necesario para el desarrollo y las posturas ambientalistas son meros romanticismos que no resuelvan nada.
No es casual que cuando inician los pavorosos incendios en el Amazonas y que pusieron al mundo en vilo por ser el Amazonas considerado un importante generador de oxígeno en el planeta, Bolsonaro actuara con una paciencia cómplice. No es la primera vez que ocurren incendios en el Amazonas ya que muchos de ellos son provocados por las manos de los que propugnan por la depredación del medioambiente y están dispuestos a lograrlo a costa de lo que sea. Qué importancia pueden tener el aleteo de mariposas multicolores únicas en su especie o el bamboleo de monos aulladores en las inmensas ramas de árboles milenarios. Tampoco pueden tener importancia las poblaciones de campesinos e indígenas que viven de los recursos hídricos y de una explotación sostenible. Lo peligroso de las posturas de muchos “desarrollistas depredadores” está en que algunos de ellos han financiado campañas políticas y figuran como miembros prominentes de partidos políticos que han llegado al poder y esperan algún tipo de favores por los servicios prestados. Cuando esto pasa, sencillamente los gobernantes patrocinados por estos grupos prefieren mirar para otro lado o minimizan como Bolsonaro los daños ocasionados al ecosistema.
Este problema no solo ocurre en Brasil sino, en casi todo el mundo con énfasis en los países denominados “subdesarrollados” del cual forma parte América Latina. En México, Guatemala y Brasil han ocurrido asesinatos de líderes ambientalistas sin que hasta la fecha se capturen a los verdaderos responsables. En Panamá no se han destruido los ríos y los bosques de parques nacionales porque existe una conciencia medioambientalista que lo ha impedido.
A los grupos que defienden el río Cobre que recorre Veraguas y parte de Chiriquí se les amenazó con una demanda millonaria precisamente por oponerse a la construcción de mini represas que estaban secando el cauce de tan importante recurso hídrico. La provincia de Darién ha sido objeto de un acaparamiento inmisericorde de tierras por parte de terratenientes amigos de gobiernos de turno y que en su momento se hicieron pasar por “ambientalistas” para adueñarse de reservas importantes de la biodiversidad de dicha región. A propósito de Darién, hace algunos días, pude leer una entrevista hecha en un diario de la localidad al diputado por esta provincia Arnulfo Díaz titulada “Darién está amenazada”. Según Díaz que tiene cerca de veinte años en residir en este circuito electoral, a diario salen camiones cargados de grandes tucas de árboles maderables y que incluso tienen el pase de los retenes ubicados en el área. Me uno a las preocupaciones vertidas por este diputado: ¿Quiénes están detrás de estas empresas madereras que están acabando con los bosques de Darién? ¿Quién otorga dichos permisos y bajo qué compromisos? Sería interesante que se divulgaran los nombres de dueños de las extensas hectáreas en Darién y sus vínculos con los gobiernos de turno en Panamá. Espero que no haya nadie vinculado con el “Buen Gobierno” Así como los incendios del Amazonas afectan el resto del planeta, la destrucción de los bosques del Darién y su ecosistema, nos afecta a todos los panameños y de alguna manera también a toda la humanidad, y allí está, enfrente de nosotros, nuestra propia responsabilidad histórica.
JAIME CHENG PEÑALBA
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