Venezuela sigue resistiendo las agresiones de EEUU
Autor: Marco A. Gandásegui, hijo. Panamá
Venezuela ganó la batalla diplomática frente a EEUU. A pesar
de haber movilizado el llamado grupo de Lima en América latina y los países
acreedores en Europa occidental, Washington fracasó en sus intentos de quebrar
la resistencia del gobierno bolivariano. Con excepción de los gobiernos arriba
mencionados, el resto del mundo apoya la paz y el diálogo y rechaza la
agresividad de EEUU. Venezuela cuenta con aliados en el escenario mundial con
un peso significativo. Incluso, el papa Francisco hizo un llamado a la paz y el
diálogo para evitar “un derramamiento de sangre innecesario”.
Todo indica que en el frente interno el presidente Maduro
también ha ganado la partida. En primer lugar, tiene capacidad para movilizar a
los sectores mayoritarios del país en defensa de la Revolución bolivariana.
Segundo, las Fuerzas Armadas siguen siendo parte central de las políticas de
transformaciones que tiene programado Venezuela desde que Hugo Chávez ganó la
primera elección popular en 1998. Tercero, aunque EEUU juramentó un ‘presidente
interino no representa una amenaza para la institucionalidad del país. Además,
el ‘presidente’ impuesto por Washington no tiene apoyo significativo en el seno
de la Asamblea de Diputados, ni entre los partidos de oposición.
Mientras que Caracas se sostiene sobre tres sólidas columnas
(pueblo, Ejército e institucionalidad), el presidente de EEUU, Donald Trump,
tiene dos poderosas cartas que está moviendo junto con sus aliados. La primera
es la económica. Acaba de expropiarle a Venezuela todas sus propiedades en EEUU
y las exportaciones de petróleo con destino al mercado norteamericano. Cerca
del 70 por ciento del ‘oro negro’ venezolano que se exporta se destina a EEUU.
Además, representa más de 80 por ciento de los ingresos de divisas a la
economía venezolana. A pesar del bloqueo norteamericano y el sabotaje de las
empresas venezolanas de distribución, el gobierno lograba distribuir bienes
importados a la población consumidora. Con esta medida, Venezuela tiene que
buscar otros mercados para su petróleo. En el horizonte se asoma China, el
consumidor más grande a escala mundial. Hacer el cambio de un mercado a otro
toma tiempo y no está exento de complicaciones. Aún más problemático, es
reemplazar los productos de consumo que importa Venezuela de EEUU. Este no es
sólo un asunto económico. De por medio está una cultura que en los últimos 70
años - o un poco más - fue reemplazando la producción local por las
importaciones (desde la harina de trigo, la ropa de marca hasta los materiales
de construcción). La intención de EEUU es, por un lado, quebrar la economía
venezolana y, por el otro, quebrar la resistencia del pueblo. Venezuela no
tiene una tradición de relaciones comerciales con América latina. Con excepción
de Cuba y algo menos México, el resto de la región depende de su comercio
exterior con EEUU y Europa occidental (las no tan antiguas potencias
imperiales). Los países del grupo de Lima (principalmente Brasil, Argentina,
Perú y Chile) se convirtieron en los últimos 25 años en agro-minero
exportadores a China.
Lo que tiene al mundo (literalmente) en ascuas son las
reiteradas amenazas de EEUU de invadir militarmente a Venezuela. Washington
está utilizando la misma estrategia que aplicó con éxito en Libia, Afganistán,
Iraq y que fracasó en Siria. En primera instancia aislar a los países que
declara “amenazas a su seguridad nacional”, enseguida montar una
pseudo-plataforma con otros países subalternos y después desatar la “guerra
total”. Es decir, destruir ciudades, pueblos y toda resistencia que es
identificada. En Libia tuvieron éxito y hoy no hay institución alguna en ese
país. En Afganistán fracasaron y el Taliban (“Estudiantes del Corán”) sigue
resistiendo. En Iraq apareció el Estado Islámico (sunitas con apoyo financiero
de Arabia Saudita) que han creado un caos político en aquella región.
Hay noticias que EEUU tiene tropas en Colombia preparadas
para invadir a Venezuela. Ante semejante escenario hay tres posibles
resultados: Primero, que se repita la experiencia de Playa Girón (Cuba) y la
invasión fracase. Segundo, que la destrucción de los bombardeos de EEUU y la
represión indiscriminada acabe con pueblo e instituciones (como ocurrió en
Chile en 1973 y Panamá en 1989). Tercero, que el pueblo resista tal como lo
hizo Bolívar hasta que los venezolanos expulsaron al imperio de aquella época.
Todos queremos la paz no la guerra. Hay que respetar la declaración mediante la
cual se proclamó a América latina una zona de paz.
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