LUIS ANDERSON EN LA PERSPECTIVA
ANIANO PINZÓN REAL.
Secretario General
UGT.
El motivo que nos reúne hoy
aquí es recordar a un ilustre panameño: Luis Anderson 15 años después de su
muerte. Quince años es un tiempo prudente para tener una perspectiva correcta
para valorar quien fue Luis Anderson, como dirigente sindical a nivel nacional
e internacional. Creo no equivocarme si digo que aquí la mayoría de los
asistentes tenemos alguna experiencia personal o laboral relacionada o vivida
en torno a la trayectoria de Luis; más aún, es precisamente esta la razón
principal por la cual estamos hoy aquí reunidos. Todos recordando a Luis, esta
es la fuerza aglutinante que nos permite el reencuentro y al mismo tiempo todos
lo hacemos con unas vivencias distintas y particulares propias de la época en
que compartimos determinada coyuntura o momento.
En lo que a mí concierne, Luis Anderson fue el compañero de
la CTRP con quien dimos los primeros pasos como dirigentes sindicales, juntos
forjamos una de las confederaciones más importantes del país y juntos dimos los
primeros pasos por la unificación de la CIOSL
y CMT que dio origen a la Confederación Sindical Internacional (CSI); también participamos
y lo acompañamos en la discusión de la unificación ORIT / CLAT, la cual años
después se concretó en la Confederación Sindical de las Américas, (CSA). En esos diversos escenarios por razones de trabajo
en beneficio de los trabajadores del
mundo; viajamos muchas veces, compartimos ideas y nos peleamos en más de una oportunidad,
pero siempre interponiendo por delante el interés de los trabajadores.
La visión sindical del compañero Luis Anderson, en esas distintas
etapas, podemos extraerla de ideas o conversaciones que vistas
retrospectivamente fueron claves de su pensamiento posterior. Desde la etapa de la CTRP, Luis cuando
hablaba de democracia lo hacía como forma de gobierno apegado a los derechos
humanos; es decir, para evaluar si un país es democrático o no, decía Luis -tema
recurrente en toda charla formal o informal- hay que indagar por el respeto a
los derechos humanos en sus distintos órdenes. El avance y desarrollo del
sistema político en ese sentido amplio radicaba para él en la búsqueda de
contrapesos al poder y desde esa perspectiva se justificaba el equilibrio e
independencia de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y el
papel político de los sindicatos. La
democracia necesita sindicatos fuertes y combativos, para equilibrar la
mala distribución de la riqueza y por ello debe guardar celosamente su
autonomía. La lucha por los salarios, la lucha por la justicia social del
trabajador, el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, vía
la negociación colectiva y las políticas públicas eran razones irrenunciables
del sindicalismo, y esto era un compromiso tanto para Luis Anderson como para
mí personalmente.
Desde esa perspectiva Luis no simpatizaba tanto con etiquetas
(derecha, izquierda), situación que compartimos en miles de ocasiones, sino que
se inclinaba más por las acciones y los resultados concretos. Las preguntas que
siempre se hacía eran: ¿dónde viven mejor los trabajadores? Cuáles son los
indicadores de pobreza, de empleo, de educación y cuál es el grado de respeto a
la oposición y a la disidencia.
Por eso podemos decir que la visión y acciones de L. Anderson eran pragmáticas y siempre pensadas
desde los intereses de los trabajadores. Esa forma de pensar y hacer
sindicalismo permanece hoy y es el norte de nuestra característica como
dirigente.
Tengo la certeza que el pensamiento de Luis evoluciono en la acción,
en la práctica y en el trabajo que le deparo la cercanía con las afiliadas y
afiliados en sus distintos contextos; su visión fue cambiando no en el fondo
sino en las formas, se hizo más estratégico y tomo consciencia del dominio del
poder mundial, de las estructuras financieras y económicas multinacionales y de
los mecanismos que doblegaban y doblegan hasta la fecha las regiones periféricas
como la nuestra.
Luis Anderson ingresa a la historia en esa gloriosa década de
la lucha por la eliminación de la “quinta frontera” cuando junto a Pablo
Arosemena, Gabriel Galdeano, Axel González, Ricardo Monterey, Carlos Robolt,
Leroy Jackson, Antonio Reina, el suscrito, entre otros tantos comprometidos
dirigentes de la CTRP, participaron directamente en la Revolución Torrijista
que concluye con la firma de los Tratados Torrijos Carter el 7 de septiembre de
1977. En dicho periodo nuestro insigne dirigente Anderson, fue incluido entre los negociadores. Es muy
importante señalar que tanto Phillip Bucher como Anderson siendo Secretarios
Generales de los locales 900 y 907 respectivamente (Sindicatos de los empleados
de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos acantonados en Panamá),
respondiendo a los intereses de sus bases, pasaron a apoyar con decisión y
directamente la gestión de negociación de la salida de los Estados Unidos del
territorio panameño; lo que además de representar una extraña contradicción,
ayudó en forma determinante a combatir la propaganda contraria que negaba y,
desde diferentes argumentos, promovían la permanencia de los tratados que
ningún panameño firmara en 1903 (Hay-Boneu-Varilla).
Luis vivió solo tres años del siglo 21 y no logro ver las
grandes trasformaciones que hoy día caracterizan el mundo moderno y que rompen
paradigmas económicos y marcos ideológicos que en otros momentos sirvieron de orientación
para los trabajadores. Contemplo la fotografía de Luis que tengo frente a mi
escritorio y me imagino lo mucho que podríamos discutir pensando que hoy día
son los chinos comunistas los grandes defensores del libre comercio y de los
tratados de comercio y el gobierno de los Estados Unidos abogan por el
proteccionismo, racismo, ¡anti-inmigrantes en abierta y frontal lucha contra los
organismos multilaterales… Carajo como nos haces falta Anderson!
Muchas gracias.
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