El petroleo bajo de precio

«LA MISIÓN DE UN DIRIGENTE ES SER IMPRESCINDIBLE POR EL MENOR TIEMPO POSIBLE.» General Omar Torrijos Herrera.
Hoy Sábado 13 de junio de 2015, a las 8:45 p.m. , luego de 5 meses de tenaz constancia, logramos recibir la visita número 100,000. El 12 de agosto (2 meses) logramos la visita número 200,000. El 21 de septiembre logramos la vista No.300,000. Gracias---Dejaré esta información por un asunto histórico.
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sábado, 16 de agosto de 2014

Canal de Panamá: Convertir esta caricatura de país en una nación


CONVERTIR ESTA CARICATURA DE PAÍS EN UNA NACIÓN
por: Moisés Pinzón Martínez

El golpe de Estado realizado el 11 de octubre de 1968, fue promovido por los Estados Unidos, aprovechando la coyuntura de la entropía generalizada existente y para sacar de la Presidencia a Arnulfo Arias Madrid; eliminando su obstáculo -según ellos- hacia los tratados Tres en Uno. Además, no era uno de sus adeptos, anteriormente ya lo habían destituido de esa más alta magistratura dos veces. 

La sorpresa fue que el Teniente Coronel Omar Torrijos Herrera, uno de los oficiales de mayor graduación del sub continente en la “Escuela de las Américas” (hasta ese momento había demostrado obediencia), acoge en su pecho el clamor popular y polemiza las decisiones de los otros miembros de la Junta de Gobierno que dirigían acciones represivas, carcelazos, asesinatos, exilios, etc. para consolidar su poder, aceptando todas las instrucciones del norte.

El 15 diciembre de 1969 le asestan un golpe político mientras Torrijos estaba en México. Omar decide inmediatamente regresar donde es recibido el 16 de diciembre por el clamor de sus compañeros de armas y sorpresivamente por el pueblo en cada rincón del país. Era un niño de 10 años, en Macaracas, remota región de la Provincia de Los Santos, recuerdo que ese día el pueblo celebró su llegada; igualmente recuerdo el alborozo de coraje de aquel fatídico 9 de enero, solo tenía seis años, no había joven que no quisiera ir a la capital a pelear y entregar su vida por la patria; recuerdo la angustia de mi madre porque mi tío Moisés Martínez (q.e.p.d) podría estar en camino para tal evento. 

Desde esos dos días (9 de enero de 1964 y 16 de diciembre de 1969) la hoja de ruta del país cambia 180 grados, estableciéndose como norte el sur; exigiendo ya no prebendas y canonjías a los Estados Unidos sino que la perpetuidad del Canal fuera del pueblo panameño y no de los gringos. Y para tal fin era necesario un gobierno de Liberación Nacional en el que como el ahora General Torrijos dijo: “convertir esta caricatura de país en una nación”. 

En esta dirección se negoció con las fuerzas progresistas, revolucionarias, democráticas y socialistas que estaban exiliadas o en la clandestinidad; éstas fueron las que le dieron consistencia estructural al proceso torrijista; fue lo que el General Torrijos decía, matrimoniar a la guardia con los intereses del pueblo. Y entre centenares de miles de acciones, se nacionalizó la Fuerza y Luz, se prohibió hacer publicidad a los curanderos espiritistas, se prohibio construir casinos en las barriadas; se le dio vigencia nacional a la cultura popular y a nuestros olvidados héroes, siendo el vestido oficial del gobierno las guayaberas. Por primera vez los negros, campesinos, cholos e indios tienen posibilidad de ser parte esencial del gobierno. Todavía hoy abundan miles de profesionales que pudieron estudiar porque sus madres fueron contratadas en el Plan de Emergencia, muchos de ellos hacen un esfuerzo supremo por olvidarlo.

Las negociaciones de los tratados con USA, ya con un pueblo orgulloso detrás, fueros arduas y complicadas. Pusieron muchos falsos criterios para confundir nuestro entendimiento; entre ellos: que el canal era obsoleto y por eso nos lo entregaban, que la transición tenía que ser ya y no en un proceso de asimilación de 20 años, que la enmienda del Cochino legalizaba la intervención como si los Estados Unidos necesitara un tratado para intervenir o invadir cualquier país (siendo la correlación de fuerzas la que determina estos eventos, sustentaba el General). Todavía hoy, después del deslumbrante resultado, hay dirigentes de ayer que siguen justificando los argumentos colocados por el imperio para que rechazáramos los Tratados Torrijos-Carter.

 Ni que decir, el desconocimiento del gobierno popular democrático que representó el Proceso Revolucionario (leer el libro El Diputado o la muerte del príncipe, gratis en la red).

Todavía según muchos, fue una feroz dictadura que no logró nada, la que imitó a Stroessner, Pinochet, Videla, etc. que tienen en sus conciencias el asesinato de decenas de miles de jóvenes revolucionarios. Sin embargo, no teniendo nada en común en cuando a sus gobiernos represivos y plegados a los mandatos de los gringos, contrario a nuestra revolución democrática torrijista, todos ellos apoyaron a Panamá en nuestras aspiraciones de los Tratados Torrijos Carter, junto con Fidel Castro y el mundo socialista; siendo el masivo apoyo popular y la Neutralidad del Canal (país) los argumentos mediadores; ¿cómo se podría conseguir ese apoyo popular siendo una feroz dictadura?

Hoy, el Torrijismo, es la esencia de todo el pueblo y de todas sus organizaciones, aunque no lo quieran reconocer. Vemos a los indios, cholos y negros codeándose con los que en secreto los detestan y eso solo es posible porque el Proceso Revolucionario logro construir una nación de su caricatura. Les toca ahora a las nuevas generaciones desentrañar los nuevos paradigmas y las nuevas revoluciones que permitirán mañana convertir esta nación de pocos, en la que se ha convertido luego de los tratados y del asesinato de Omar, en una nación de todos.

Actualmente tenemos que reconocer, ayer no podíamos, que ha sido nuestra relación con Estados Unidos, el país más avanzado del mundo, junto con sus conflictos, la que nos ha permitido desarrollar nuestro entendimiento al grado tan alto en que está (lo que responde a una ley de la dialéctica). Como diría Pablo Neruda, se llevaron el oro y nos dejaron la palabra. Es una lástima que no quieran tener amigos sino intereses, tal cual lo puntualizara Omar.

Por:
Moisés Pinzón Martinez
@moypinzon

Posdata: Nito Cortizo, estoy seguro, es un digno representante de ese torrijismo democrático y revolucionario; y ya ha demostrado ampliamente que no nos defraudará 📢
@moypinzon


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jueves, 14 de agosto de 2014

INSTRUIDO PUEBLO CON VOTOS EN OLEAJES

INSTRUIDO PUEBLO CON VOTOS EN OLEAJES
Por Moisés Pinzón Martínez, empresario, ensayista, poeta.

Vivimos en la época de las transformaciones profundas por la vía de las Democracias bajo el fundamento de la Coexistencia Pacífica. ¿Cómo y quiénes nos han traído hasta aquí?

A comienzos del siglo pasado el mundo estaba sumergido en la impunidad, un pequeño grupo de maleantes se habían apropiado de las riquezas del mundo oprimiendo ferozmente a los trabajadores, traicionando los postulados de la Revolución Francesa. Aprovechándose de la ignorancia general existente, convirtieron la Democracia en un Circo Romano de pan y gladiadores, impidiendo que los sufragios cumplieran su papel transformador.

Ante esta muralla infranqueable para la decencia, Vladimir Ulianov desarrolla la teoría revolucionaria que nace de la insurrección de las masas y de la Dictadura del Proletariado; que además de todo, logra ponerla en práctica sobre la nación más grande del mundo. Dando el ejemplo a otros dirigentes, imitándolo. Obligando a los demás países capitalista a actualizar sus leyes y estructuras democráticas para evitar que la ola de exigencias los ahogaran. Casi todos los que hoy son capitalistas e inversionistas, es muy seguro que ayer no lo hubieran podido ser, sucumbiendo ante el canibalismo del sistema de entonces. Un número importante de grandes empresarios, en este país, fueron dirigentes revolucionarios en España: desplazados, humillados, vejados.

El mismo autor, y actor, desarrolló la teoría de la Coexistencia Pacífica pero muere antes de poder definir en profundidad su significado. Pasados cien años, es el libro “El Diputado o la Muerte del príncipe” donde por primera vez se continúa la teorización de este fenómeno en su magnitud globalizante; el que explica el pasado, pero determina su límite, dando paso en forma igualmente revolucionaria a las Democracias Populares; las que están fluyendo incontenibles a lo largo de América Latina y que muy pronto sucederá en las propias naciones imperiales. ¿Por qué?

Porque las grandes mayorías ya no somos ignorantes, exigiendo respeto y participación, porque creemos en la decencia y la moral que nos enseñara por milenios las principales religiones del mundo; pero nos teníamos que conformar con esperarla en el cielo,  dejando en nuestro entierro el sufrimiento de la opresión inhumana.

La designación de un Negro en la Presidencia de Estados Unidos tiene ese sur, pero por ser la primera vez que ese pueblo le da forma a su poder electoral, solo cosechó traición; ya vendrán las revanchas.

El analista José Isabel Blando, con conocimientos profundos y capacidad de síntesis asombrosa, colocándolo entre los eruditos más preclaros, que podría ser excelente Presidente de la República, nos pide que tengamos paciencia ya que no podemos actuar igual que los neofascistas; refiriendose a los maleantes que dirigieron el gobierno de Panamá entre 2009-2014. Por lo que hay que apegarse a la ley. Indicando esto que ellos tendrán meses y años tanto en la Contraloría, la Procuraduría, la Fiscalía Electoral y la Corte Suprema de Justicia, para enredar, ocultar, distorsionar todos los casos, burlando nuevamente la opinión de la inmensa mayoría del voto popular (67.22%) que exigen justicia a los más de seis mil millones de dólares que nos han robado y a los asesinados en Colón, Bocas y Chiriquí; la impunidad no solo será una decepción para esa mayoría de panameños (minimizada por la abundante compra de votos) sino que además se patentará en las mentes más retrogradas que se resisten a los cambios, promoviéndolas como vía alterna potable.

Quién ponga en práctica el Evangelio en la tierra, a mi no me importa, seguiré al que lo haga, de igual forma que lo hará la absoluta mayoría del pueblo. De lo que si estoy seguro, es que tiene que existir las formas democráticas para que la justicia se cumpla, alentados con el doloroso amor de sentir el sufrimiento del prójimo  por su inexistencia; de lo contrario serán otras fuerzas y otros dirigentes los que, igual que en el resto de América, la ejecutarán, con sus entuertos claro.

Las revoluciones hoy, son actos democráticos de instruidos pueblos con votos en oleajes cada vez mayor; usted, Señor Presidente Varela, escoge cuál será su destino histórico, el de la iglesia y el de su círculo de empresarios. Cuidado con los asesores extranjeros, este triunfo en Panamá, es infinitamente pequeño comparado con las colosales derrotas que están recibiendo en el mundo en forma creciente e inevitable.
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lunes, 11 de agosto de 2014

Carlos Lozano Guillén: COLOMBIA: ASÍ RESUELVEN SUS DIFERENCIAS.

COLOMBIA: ASÍ RESUELVEN SUS DIFERENCIAS.
MANUEL CEPEDA: un comunista convicto y confeso
Carlos A. Lozano Guillén / Lunes 11 de agosto de 2014  / APR

Promovió la unidad popular, el frente amplio para unir a la izquierda en un proyecto democrático y revolucionario. Fue consecuente en la línea de unidad de los comunistas. Respaldó la salida política y los diálogos de la guerrilla con el Gobierno en la búsqueda de un acuerdo de apertura democrática.

El 9 de agosto del presente año se cumplirá el 20 aniversario del asesinato de Manuel Cepeda Vargas, dirigente del Partido Comunista Colombiano, ex director de VOZ, representante a la cámara y senador por la Unión Patriótica. Para más señas: fue el último senador elegido a nombre del Partido Comunista y la Unión Patriótica, durante el genocidio que cobró la vida de cinco mil de sus dirigentes y militantes, entre ellos de la mayoría de los parlamentarios, diputados, concejales y alcaldes elegidos.

La Unión Patriótica surgió al calor del primer proceso de diálogos de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), en la década de los años 80 del siglo pasado, durante el gobierno conservador de Belisario Betancur (1982-1986).
Manuel Cepeda Vargas fue asesinado el 9 de agosto de 1994, dos días después de la posesión del presidente liberal Ernesto Samper Pizano (1994-1998), cuyo gobierno transcurrió en medio de una profunda crisis política. Cepeda se posesionó el 20 de julio del mismo año como senador de la República. Había anunciado numerosos debates de control político y la presentación de interesantes proyectos de ley en beneficio de los trabajadores, los campesinos, la juventud, los artistas y los sectores más vulnerables. Eran para él fundamentales los temas de la paz, entendida como solución política y democrática del conflicto, y el de los presos políticos maltratados en las cárceles a las que calificaba de mazmorras del régimen.

Crimen en la impunidad

Los responsables del magnicidio fueron los paramilitares de Carlos Castaño, en connivencia con militares y narcotraficantes. Como autores materiales fueron sindicados los suboficiales del Ejército Hernando Medina Camacho y Justo Gil Zúñiga, condenados a 40 años de cárcel. Pero Carlos Castaño fue exonerado de forma inexplicable, mientras que el general Rodolfo Herrera Luna, a la sazón comandante de la Séptima Brigada del Ejército, falleció en 1997 cuando iba a ser vinculado a la investigación.

El subdirector del DAS en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, José Miguel Narváez, está vinculado como determinador, pues asesoraba a los paramilitares y regentaba una clase en las escuelas de adiestramiento de estos criminales que llevaba el nombre de “Matar comunistas no es delito”. Así las cosas, en lo que respecta a los autores intelectuales el crimen está en la impunidad.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en sentencia del año 2010, condenó al Estado colombiano por el magnicidio, porque a su juicio participaron en el crimen agentes estatales y hubo actos de omisión en la protección del senador Cepeda. El gobierno de Juan Manuel Santos fue obligado a pedir perdón público a sus familiares, al semanario VOZ, a la Unión Patriótica y al Partido Comunista. El acto político de perdón se llevó a cabo en el Congreso de la República con la intervención del entonces ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, ahora vicepresidente de la República, Stella Cepeda Vargas a nombre de la familia y el autor de este artículo en representación de VOZ y del Partido Comunista.

Su labor parlamentaria

Como representante a la Cámara había adelantado numerosas iniciativas y proyectos de ley para proteger los planes de vivienda popular, defendiendo el derecho de organizaciones como la Central Nacional Provivienda, que mediante la organización y la lucha de sus afiliados en el país ocupó predios ociosos para construir barrios populares en Bogotá, en capitales e importantes ciudades, cuando tomaban vuelo los procesos de urbanización del país, que daban lugar a cinturones de miseria en la periferia de las capitales.

Manuel Cepeda supo interpretar esta imperiosa necesidad social y su papel en la transformación del país. Como entendió y alentó el surgimiento de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que recogió la experiencia del sindicalismo clasista aglutinado en torno a la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia (CSTC) y del sindicalismo independiente. Previó las dificultades de la nueva central pero señaló con decisión que debería conformarse un fuerte sector clasista a su interior para protegerla de los reformistas de viejo y nuevo cuño.
También fue el artífice de la creación del Ministerio de Cultura. Como poeta, escritor y artista, promovió la organización del sector cultural, ligado a las luchas sociales, comprometidas con la transformación revolucionaria de la sociedad. Con seguridad estaría en la actualidad combatiendo el carácter burocrático de este organismo gubernamental, alejado de la realidad social, enclaustrado en una cultura de élites que no interpreta el sentimiento del pueblo colombiano.

Militante comunista ejemplar

Manuel Cepeda Vargas fue un comunista convicto y confeso de conformidad con la definición del Amauta José Carlos Mariátegui. Son los militantes de principios y de acción permanente por la revolución. Su constante actividad parlamentaria para responderle a los electores y a los trabajadores jamás lo alejó de sus obligaciones con el Partido Comunista Colombiano. Era integrante del Comité Central, del Comité Ejecutivo Central y del Secretariado, a cuyas reuniones jamás faltaba. Incluyendo la de su célula, organismo de base en el que militaba con periodistas no solo de VOZ sino también de medios burgueses.

Los anticomunistas lo tacharon de radical y promotor de la combinación de las formas de lucha, porque fiel a los postulados comunistas la entendió como característica de la lucha popular y de masas en Colombia. Pero al mismo tiempo promovió la unidad popular, el frente amplio para unir a la izquierda en un proyecto democrático y revolucionario. Fue consecuente en la línea de unidad de los comunistas. Respaldó la salida política y los diálogos de la guerrilla con el Gobierno en la búsqueda de un acuerdo de apertura democrática y social para ponerle fin al conflicto armado. En este sentido, contribuyó a los frustrados diálogos de Caracas y Tlaxcala con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar en el gobierno liberal de César Gaviria Trujillo (1990-1994).
Ingresó al Partido Comunista Colombiano en 1953, durante la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla que decretó su ilegalidad. En 1958 fue designado miembro del Comité Central y recibió el encargo de reconstruir la Juventud Comunista Colombiana (JUCO). En 1964 fue encarcelado porque denunció con energía la agresión a la resistencia campesina de Marquetalia. En prisión escribió un hermoso libro que tituló ¡Vencerás Marquetalia!. Viajó a Cuba y se vinculó a las actividades de la Tricontinental y de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS). Luego fue enviado a Praga a la redacción de la Revista Internacional. Participó en la fundación del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos.

Periodista y humanista

Al regresar al país asumió la dirección de VOZ Proletaria, que desempeñó durante 20 años. Se convirtió en periodista revolucionario y llevó a VOZ a ser un punto de referencia de la vida nacional. En la década de los años 80 del siglo pasado, orientó el tránsito hacia un periódico más amplio, que sin perder su naturaleza proletaria se acercara a la intelectualidad y a las capas medias. Pasó a llamarse VOZ en 1983 en el marco de un proceso de modernización para hacer un periódico más ágil al servicio de la unidad y la apertura democrática, sin renunciar a su esencia marxista-leninista.

Manuel Cepeda fue un humanista. Poeta, pintor, artista. Sus mejores piezas periodísticas son casi páginas líricas de la realidad nacional, política y social; enriquecieron la práctica del periodismo revolucionario, alejado del miedo a la represión, de la vacilación en los principios y de las concesiones o ilusiones en el reformismo pequeñoburgués.

Nació en 1930. Estudió derecho en la Universidad del Cauca en la aristocrática y conservadora ciudad de Popayán. Estuvo casado con Yira Castro, también militante y dirigente comunista. Yira fue concejal de Bogotá por la Unión Nacional de Oposición. Falleció muy joven, cuando entregaba toda su capacidad al semanario VOZ Proletaria y a la labor de concejal del pueblo. Tuvieron dos hijos: Iván, senador del Polo Democrático Alternativo y firme defensor de los derechos humanos y de la paz con justicia social; y María, miembro del Comité Central del Partido Comunista Colombiano.

                          Tomado de Agencia de Prensa Rural
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viernes, 8 de agosto de 2014

Moisés Pinzón Martínez: Filosofía de la guerra y la paz

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 Filosofía de la Guerra  y de la Paz

La Prensa, 22 de abril de 2003 / además es un capitulo del libro "EL DIPUTADO o la muerte del príncipe"

«No sé cómo será la tercera guerra mundial;
pero la cuarta será con piedras.»
            Einstein.

            Por milenios el desarrollo de la humanidad estuvo determinado por el robo, la esclavitud, el asesinato, a partir de la «primera división del trabajo», que tuvo lugar en el momento en que el hombre aprendió a sembrar. Desde entonces nunca una guerra ha sido justa y los que la inician jamás lo han hecho para beneficio de los agredidos.

            Desde muchos siglos antes de Nabucodonosor, pasando por Carlo Magno, los Césares, las dinastías europeas y orientales, hasta  nuestros días, con  Reagan y Bush, esta realidad ha sido invariablemente así. Los que se defendieron ayer y hoy, crearon y crean, poco a poco, la filosofía de la paz, la solidaridad y la dignidad para la humanidad. Pero en ese proceso de defenderse adquirieron el desarrollo y la fortaleza, que rápidamente les permitió convertirse en agresores.

            El pensamiento Cristiano pudo desarrollarse en magnitudes revolucionarias porque nació del seno de un pueblo, como el israelí, que por su tamaño siempre fue agredido y en su defensa nunca pudieron liquidar a sus grupos sociales de dirección política y religiosa. Fueron esclavizados por los más grandes imperios de la época (los babilonios, los persas, los egipcios, los romanos.) Después que Roma los condenó, nuevamente, a vagar por el mundo (70 d.C), desde entonces fueron humillados y reprimidos por muchos gobiernos de países donde compartían su habitad. Esta realidad causó dos efectos: el primero es, que en su primera etapa, hasta el imperio romano, desarrollaron la más hermosa filosofía de vida, de amor, de amistad, de solidaridad. Y segundo: debido a que nunca pudieron tener el tamaño para ser agresores, y habiendo desarrollado excelentes método de defensa de su integridad grupal, dicho pensamiento caló en cada lugar donde vivieron, después de su dispersión por el mundo; lo que causó fue que el humanismo, que irradia su pensamiento religioso, se propagara rápidamente por el mundo occidental.

            Mil ochocientos sesenta y ocho años después que el Procónsul Tito, hijo del emperador romano Vespasiano, destruyera Jerusalén, dando inicio a la «diáspora», vuelven los judíos a tener un territorio definido y un poder económico en el mundo, por su presencia en gran parte de los países. Y por primera vez, después de haber logrado defenderse con éxito en todos los planos, ahora son invasores, cerrando el círculo del desarrollo. Nos referimos a la fundación del Estado Israelí en 1948.

            En este periodo tan largo que narramos, la guerra siempre fue un motor del desarrollo. El saqueo permitía la acumulación de riquezas necesarias para impulsarlo; y la acción misma de ataque y de defensa daban origen al ingenio y a la necesidad que forzaba este desarrollo.

            Dos milenios atrás, se calcula que el ejército de las Legiones Romas constituía unos cien mil soldados. Ciro llevó a Atenas un «fabuloso» ejército de cincuenta mil hombres. China, a comienzos de nuestra era, mantenía tropas por medio millón de soldados. Había más muertos por enfermedades y epidemias que por causa de las batallas. Cuando se persigue a los judíos, los muertos eran cifras de decenas. Hace no más de doscientos años, Napoleón fue a Rusia con un ejército de quinientos mil hombres. En todo este tiempo hubo masacres, muertes, robos; sin embargo nunca estos actos deleznables y fatales tuvieron la posibilidad real de acabar con la humanidad.

            Comparemos esas cifras con las de la Segunda Guerra Mundial, en 1940, en donde murieron más de cincuenta y cinco millones de personas; entre ellos, siete millones de judíos y veinticinco millones de rusos. Durante esta guerra fueron asesinados civiles, niños, mujeres, viejos y son destruidas ciudades enteras. Hitler condujo a Rusia un ejército de más de seis millones de soldados desolando, matando, violando; nada distinto a lo que posteriormente hizo el Presidente de EE.UU., Harry S. Truman, en Hiroshima y Nagasaki. Estados Unidos de Norteamérica perdió en esta contienda al rededor de medio millón de soldados, lo que indica que su participación real en esta guerra no correspondió a lo que los medios de publicidad indican.

            Se ha demostrado que ya la filosofía de la guerra dejó su rastro de desolación, muerte y paradójicamente, desarrollo. Sin embargo su continuación, por la magnitud de la catástrofe que crearía, debido a la enorme potencialidad de las armas modernas, representa todo lo contrario, la destrucción de la humanidad. Es por lo que, desde entonces, se han creado organismos y reglas para la «coexistencia pacífica» como la Organización de Naciones Unidad, la Convención de Ginebra, la Corte Internacional de la Haya, entre otras, que vienen actuando en la búsqueda de un camino en el que la tolerancia y el consenso sean la vía por donde transite el desarrollo en la nueva época; y las fuerzas que la impulsen sean los procesos de cooperación, solidaridad y de competencia pacifica, producto del desarrollo cultural y social.

            Desde entonces han habido, ciertamente, muchas guerras, y acciones dirigidas a controlar  gobiernos y saquear naciones. Pero estos actos han nacido del propio seno de los pueblos, indiscutiblemente financiados, asesorados y apoyados por gobiernos foráneos. Ejemplo es el caso de Corea donde los EE.UU. entran en combate luego que un gobierno local, no importa si es legítimo o no, pide ayuda. Lo mismo sucedió con Vietnam. En el caso de las dictaduras, al margen de si es justa o no, son el resultado del nivel de evolución cultural de sus pueblos; ejemplo es Chile, no hay duda que el dictador Pinochet, con el  asesoramiento y miles de millones de dólares proporcionados por los EE.UU., asesino a miles de personas, fueron exilados millones de chilenos y liquidó al presidente constitucional Salvador Allende; sin embargo, es un proceso que surge de su propio pueblo y de la capacidad de los mismos en el manejo de sus fuerzas internas.

            La invasión de Iraq a Kuwait es un acto que no corresponde a la filosofía de la nueva época y fue rápidamente suprimida con la acción decidida de las Naciones Unidas. Los enfrentamientos se dieron en el desierto donde no había civiles.

            Y usted preguntará: ¿pero los soldados también son personas? Y le contestaré: Cuando ingresamos a una universidad a estudiar una carrera, que se entiende es productiva, al terminar, nuestra profesión sería la de economistas, biólogos, técnicos; por cuanto al ingresar a un ejercito es claramente un adiestramiento para la muerte, lo que quiere decir que la profesión de sus miembros es la de «Asesinos». Están ahí para morir o matar; lastimosamente, los que, por necesidad, acaban engrosando estos cuerpos, no son los que finalmente se benefician de la sangre derramada. Muy distinto es un «Cuerpo de Defensa» que es lo que se intenta desarrollar en la nueva era junto a la policía y los departamentos de investigación cuyo papel es el de proteger a la sociedad.

            La Guerra que el presidente George Bush de los EE.UU. declara a Iraq en marzo del 2003, en donde el Primer Ministro de Inglaterra, Tony Blair, actúa como jefe de Relaciones Exteriores de la misma y  José María Asnar, de España, como su ayudante, rompe con todas las expectativas hasta ahora trazadas y que lentamente estaban teniendo éxito, en búsqueda de la paz y el progreso social de la humanidad. Ningún grupo social con algún nivel de representatividad en Iraq la pidió; no hay, previo, ninguna sublevación ni mucho menos tiene la aprobación de la ONU ni de su Consejo de Seguridad. Este acto, desde el punto de vista de la geopolítica de los invasores, no se diferencia en nada a lo realizado por el mismo Hussein, hace diez años en contra del pueblo de Kuwait. No se diferencia en nada a la acción de los soldados Franquistas y Hitlerianos en la destrucción total de la población española de Guernica, donde son asesinados mujeres, niños, viejos, profesionales; en fin, no dejaron a nadie ni nada. Ni mucho menos la destrucción, en igualdad de condiciones, de Lídice.

            Y es una gran mentira el afirmar que lo hacen para liberar a dicho pueblo. ¿Quién va a pagar los miles de millones de dólares que cuesta su «liberación»; tanto el costo de la logística militar, como de sus destrozos? ¿Quién va a resucitar a los miles de miles de civiles que morirán y que representa el saldo humano de este atentado a la vida?  Su trascendencia es de tal magnitud, que el Papa Juan Pablo II a pesar de estar enfermo y en edad avanzada, ha tomado enérgicas medidas a favor de la paz, cuyas consecuencias positivas será la luz de este nuevo milenio.

            No hay nadie que no sepa, aunque por intereses diga lo contrario, que es una guerra de saqueo, tan igual a la que hizo Atila, rey de los Hunos, el cual, en sus incursiones desoladoras por las tierras cristianas de Europa, decía «Soy el azote de Dios». O la del pirata Francis Drake, que robó, asesinó y destruyó ciudades, entre ellas Panamá; siendo tan eficiente que lo premiaron con el titulo nobiliario de Sir y los favores especiales de la Reina Isabel de Inglaterra. 

Moisés Pinzón Martínez

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domingo, 27 de abril de 2014

EL NEOFASCISMO PANAMEÑO

EL  NEOFASCISMO PANAMEÑO
Por: Moisés Pinzón Martínez
La Prensa, 25 de abril de 2014...

Desde que adquirimos consciencia de vida colectiva, hace cientos de miles de años, fuimos creando reglas que garantizaran un normal funcionamiento del grupo. Reglas estas que fueron cada vez más especializadas con el nacimiento del pensamiento religioso. El Éxodo de La Biblia, nos presenta una etapa de la humanidad en donde se  instaurando los cimientos de las costumbres, reglas y leyes; siendo los 10 Mandamientos el más antiguo conjunto legal que aún tiene vigencia.

Todos los poderes establecidos, hasta nuestros días, mantuvieron una estrecha relación con los acuerdos sociales de funcionamiento. Cuando estas se fragmentaban, rápidamente había un proceso de destrucción de esos poderes y la creación de nuevos que devolvían a la sociedad el orden. 

La existencia humana ha estado vinculada estrechamente al desarrollo de patrones legales, aún en los casos del más feroz absolutismo. Siendo el Código de Hammurabi (1800 a.C.) uno de los más antiguos encontrados completo; éste, igual que todos los demás son considerados de origen divino.

Según los entendidos, el Fascismo es una forma de gobierno autoritaria, es decir que sus mandos no se atienen a regla ni ley alguna, hacen lo que les da la gana en función de sus intereses muy particulares, fragmentando el orden. El término surge de los gobiernos fundados por Mussolini y Hitler, en Italia y Alemania respectivamente, por lo que observando su actividad podemos definir este concepto. 

Ellos convirtieron el engaño en la norma de comunicación con la sociedad; derogaron las leyes que les representaban obstáculos a sus intereses; suprimieron a sus opositores con chantaje, terror, corrupción y el asesinato; concentraron los poderes del Estado en un solo mando autocrático; realizaron un populismo ficticio en donde las grandes obras ocultaban el verdadero carácter depredador de sus mandatos, generando, en la población, una ilusión de bienestar.

Siendo el Neo-fascismo la forma moderna en que un determinado grupo social interrumpe abruptamente el continuo desenvolvimiento y desarrollo de las normas vigentes, no creando ninguna; la ley está supeditada a intereses arbitrarios.

No tiene sentido repetir los hechos, ya harto conocidos *, que determinan que este gobierno de Ricardo Martinelli  representa, con lujo de detalles, el nacimiento del neo-fascismo panameño. Quedando como único baluarte de la independencia de los poderes, el Tribunal Electoral; al que han tratado, con algún éxito, de absorberlo.

Si se diera el caso que ganaran las elecciones este 4 de mayo -y hay  posibilidad de ello tal cual sucediera con el Duce y el Cabo Alemán-, que Dios nos agarre confesados, porque no existirá razón alguna que les hagan entender que lo actuado en forma irresponsable e irrespetuosa, hasta ahora, no solo fue incorrecto sino que ha sido un exabrupto histórico. Lo que los llevará a conducirse con mayor salvajismo e ilegalidad de lo que han sido hasta ahora.

No cabe duda que por esa vía, el final será su suicidio, como ha sucedido con todos los alacranes que aparecieron en el pasado. El pueblo no tiene nombre y construye su porvenir; estas alimañas tienen nombre y apellido, quedando marcados, junto a sus descendientes, por el resto de los tiempos, en el peor de los casos; y en el mejor, presos y humillados. Este  castigo se está convirtiendo en la modalidad moderna.

Estas palabras, en tono proféticos, las escribimos porque su posible triunfo electoral, lo interpretarán como un rotundo éxito de su diabólica estrategia y tácticas oscuras, plagadas de embustes, que repiten y repetirán sin el más mínimo asco, hasta cuando les llegue su apocalipsis, el que no duden será antes del término de su posible nuevo mandato. El desarrollo de la tecnología moderna garantiza esa velocidad de cambio.

Es por lo que llamamos a votar por Juan Carlos Navarro, el que representa una renovación pos-invasión del Partido Revolucionario Democrático, que no debe ni puede ser obstáculo para ningún sector de la población entregarle su confianza y el voto. Es la única carta viable que los sectores populares y patrióticos  tenemos  para lograr evitar el  desastre que representa la re-elección del autoritarismo. 

Juan Carlos Navarro garantiza el restablecimiento de las normas legales de convivencia que permitirán la continuidad de la maduración de los procesos democráticos; lo que demostró al despojarse de sus aspiraciones personales para tratar de unir a la oposición en un solo frente electoral, actitud esta que sus homólogos no fueron capaces de hacer.
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