(Ensayo poético: Metamorfosis)
Moisés Pinzón Martínez
Publicado completo en la Revista Lotería, Junio 2019
Participó en el Concurso Ricardo Miró de Panamá
entre 2005 y el 2013 cada año.
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861
P658 Pinzón Martínez, Moisés
Metempsicosis :
metamorfosis / Moisés Pinzón Martínez. --
Panamá : [s.n.], 2013.
72p. ; 21
cm.
ISBN 978-9962-05-429-0
1. POESÍA PANAMEÑA
2. LITERATURA PANAMEÑA – POESÍA I. Título.
_______________________________________________________
INDICE
Metempsicosis
(Ensayo poético: Metamorfosis)
Dedicatoria..........................................................
A manera de prólogo............................................
Introducción prosaica: El universo infinito ..........
I.- Tenacidad- (introducción poética)--------1
II.-
En busca del firmamento-------------------9
III.-
Metamorfosis--------------------------------43
Dedicado en la memoria de
Ester María Osses
y
Carlos Wong Broce
a Lucy Urriola
Cuando pensé publicar
mi primer y el que expresaba
iba a ser mi último libro,
no sabía cómo empezar y ella
me tenía muy bien guardado,
impresos y foliados
todos los poemas
de mi juventud.
Seguro sin ese impulso
muy poco podría ser
lo que hoy es.
A manera de prólogo
Cuando
en el 2003 le presento el temario de este poemario a Héctor Collado para que me
diera una opinión (siempre fue mi cercano asesor, instructor, etc.) me dice que
hacía falta una introducción. Muy
animado porque había pasado la aprobación del profesor y a la vez preocupado por la solicitud dado
que entendía que debía ser un texto con característica poéticas, cosa que no
era nada fácil. Bueno lo cierto es que escribo, para tal efecto, «El universo
infinito».
Al
presentarle el texto, inician las dificultades dado que me señala que dicha
introducción tenía que ser poética; puntualizando que la poesía no se explica.
Medio frustrado, dado que le había brindado a ese texto mucho tiempo y
dedicación, además de no ser un consagrado poeta; pero no quedaba alternativa,
me entregué a la tarea de dicho reto; entonces nació el poema «Tenacidad»;
completando, ahora sí, el libro.
Desde
entonces hasta el 2013 viene concursando en el Ricardo Miró cada año; con una
introducción, con dos; con títulos en cada poema, después numerados, etc., etc.
Este Ensayo Poético analiza
la historia de la humanidad desde sus inicios hasta hoy, en algo más de 700
versos; es el único trabajo de esa magnitud desde que Ovidio Publio Nasón (43 a.C. - 17 d.C.), hace unos dos mil años en los albores
del Imperio Romano, escribiera un recuento poético igual hasta su tiempo,
intitulado Metamorfosis.
En este trabajo aparecen
unos 25 conceptos y ejes temáticos referentes a la historia de la humanidad,
analizados poéticamente en su desarrollo; la mayoría de ellos son poesía en
forma vertical y a lo largo del poemario en forma horizontal en un muy versátil
contrapunto o fugas.
Lo cierto es que
este «Ensayo Poético» y sus 25 conceptos descritos que fluyen en forma vertical
y horizontal en desarrollo, ha tenido la suerte de no haber sido galardonado;
cosa que agradezco sobre manera, puesto que cada año fue un proceso permanente
de revisar, evaluar, consultar, comparar, estudiar, en fin fue un proceso de
mejorarlo en forma incansable; que pasados 10 años, realmente, no tenía derecho
a guardarlo. De haber sido premiado, en su ínterin, seguro no podría haber
logrado la calidad que posee hoy.
Como
ya escribí, este extenso trabajo es un «ensayo» y guarda criterios de
metodología propia a ese estilo. En él se presentan paradigmas y unos 25 ejes temáticos que algunos de los cuales -parece ser- son únicos y primera vez que se resuelven;
curiosamente utilizando el estilo
poético.
El universo, infinito en el tiempo, puso
a disposición de nosotros su alma y la más amplia gama de elementos para crear
un sistema complejo e integral, en un minúsculo punto de su inmensa geografía. La Tierra, y los posibles homólogos desconocidos, es el más imbricado conjunto
de fenómenos creados por la naturaleza. En un lapso imperceptible la raza humana ha dado categoría al experimento "sistema solar".
En el “sin tiempo”, este ensayo ha sido
o es el intento número cinco, o el diez, o el cien mil. Seguramente algunos han
tenido o tienen el mismo éxito o mayor que el nuestro; y probablemente algunos,
o todos, en su fase final de entendimiento, se destruyeron porque sus grupos
inteligentes no encontraron el equilibrio o porque les aterrizó impronto un cometa
sin que aún hubieran colonizado el espacio.
En ese tiempo vemos
dos grandes fases: la del equilibrio natural y la de la búsqueda del equilibrio
social. La primera fase se refiere a las leyes que determinan los eventos, como
un gran laboratorio sin científicos; en donde los acontecimientos son causales,
dependiendo del tiempo de incidencia y de la acumulación de factores.
Cual meteorito que violentamente se estrella
en un ecosistema y lo transforma radicalmente, el ser humano, al aprender el
arte de la agricultura, drásticamente va cambiando y transformando las reglas a
su manera y su necesidad. Surge un nuevo factor, que son las “leyes sociales”,
que activan un nuevo proceso de ajustes estructurales en busca de un equilibrio
social; en confrontación con sus propios gestores, y entre estas leyes y las
leyes naturales. Siendo ésta la segunda fase.
La infinitud del tiempo puede ser
digerida, pero la del espacio no. Esta última se ha convertido en el único
enigma que, según las tesis de Santo Tomas de Aquino, dan pie a la comprobación
de la existencia de Dios.
Porque exista o porque no, la
creencia en Él ha sido determinante en la cohesión de los grupos humanos; por
lo que hoy vamos descubriendo los más escondidos misterios de la existencia.
Pero las concepciones y las prácticas religiosas necesariamente tienen que
transformarse como ha ocurrido en todas las épocas.
Dios es la naturaleza en equilibrio
y la búsqueda del equilibrio es la búsqueda de Dios. Las iglesias que no
reorienten sus métodos, conducta militante y adecuen sus planteamientos,
desaparecerán. En los libros Sagrados de las principales religiones del mundo
hay suficiente material para justificar este entendimiento; si es que no se
están refiriendo a ello y no lo hemos percatado.
👀👀👀👀👀👀👀👀👀
I.- TENACIDAD
1
He vivido
cuatrocientos treinta años
satisfecho de
todos mis desaciertos;
nunca fue al
revés,
una tras otra
levanté
las banderas
derrotadas.
Hace tan solo
cien años,
cual Arcángel
San Miguel,
sostuve feroz
combate,
cuerpo a
espíritu,
con el
intolerante Lucifer.
Llegó después de
una tarde
llena de
victorias
con resbalosas
frases:
-Tú has sido el
gestor,
tú eres el
que ha sacrificado,
ellos no
hicieron.
¡Nunca nadie te ayudó!-
Indisponiendo a
todo aquel
que me brindó
sudor.
Meses pasaron,
envuelto en la
turbulencia abstracta,
ensangrentadas
las palabras,
frente al
cadalso de la iniquidad,
agónico,
la sapiencia
recorre desesperada
las neuronas por
los años dormidas
en busca del
recurso preciso que detenga
la descomposición
de los desparramados sesos;
del punto y coma
que interrumpa
la lluvia de
adjetivos maldicientes;
del verbo seguro
que sepulte
al depredador
hambriento.
En defensa de la
esperanza
presto despierta
la memoria
que administra
los tiempos
y desenvainan la
húmeda espada:
Flexible
reptil, venenosa escorpión,
bondadosa como
árboles,
fulminante descarga eléctrica,
rápida con el
pensamiento,
arma secreta que
dispara
decenas de
palabras por minuto.
La sapiencia
extrañada, pregunta:
-¿Qué haré con
este músculo
que es todo, de
todos y nada a la vez?
¡Ha estado
escondido tras los labios cerrados!-
Advierto el
mensaje:
Abstraído en la
soledad,
ensimismado en
mis pensamientos,
sin compararlos,
sin confrontarlos,
jamás derrotaré al rey de las tinieblas.
Y me confieso
ante gente extraña,
en busca de
nuevas comprensiones, de otros andares;
de la visión hiriente
que remueva dogmas.
Uñas que se incrustan
en la carne
desgarrando
células muertas,
parásitos
extraños;
agua oxigenada que “efervesce” la llaga expuesta,
costra que cicatriza
y surge una nueva piel…
Purificada.
Desde entonces,
me confieso
todos los días;
desde entonces,
no dejo solos
mis pensamientos,
hago que fluyan
para que los reciban
oídos habidos de
ser raíces.
Los doy, los
regalo, los presto,
para que
alimenten la maduración del presente
y las
expectativas del futuro.
Los abono
con tierra añeja mezclada por siglos,
fertiliza
argumentos, siembra esperanzas.
Los riego con
las aguas que brotan
de las
ancestrales rocas,
para que
florezca en tierras áridas
la sabiduría que
sepulte
hipócritas
sentimientos de falsas fortalezas.
Que prospere el
camino de la verdad,
cosechando ideas
renovadas.
Y desde entonces,
no ha vuelto a
aparecer
la tenebrosa
sombra.
2
Por cada día han
sido diez,
los minutos en
su andar intenso
se han
multiplicado.
Cuando cumplí
cuatrocientos años
sentí la necesidad
de comunicarme con el mundo:
Les confieso
este imbricado conjunto de conceptos,
hilvanados en contrapuntos,
que danzan en
silencio
con música de sueños.
Tratan de
caudalosos ríos
que bajan de
remotas montañas;
nexos que se
bifurcan
y se vuelven a
encontrar;
visión
concatenada
que dilucidan
los recodos,
en busca del
incógnito trayecto...
Y la penitencia
espero.
3
Para cambiarnos
las cutarras
gastadas en
tortuosos caminos,
empuñando firmes
los machetes,
en busca de
escondidos manantiales;
para dibujar una
ruta a través
de contaminados
ríos
donde navegamos,
pescamos,
bebemos;
para despojarnos
de trajes
que tergiversan palabras,
razones,
sueños;
para dormir con
la paz
del que ha puesto
su huella
en inhóspitos
rastrojos;
hace falta el
hervor,
el deseo de
abonar las semillas,
que aflore la
nostalgia
de ver sus
frutos madurar.
Que circule la
piedad
que provoca la
visión del llanto
de infantiles
cuerpos disecados
que crecen con
las puertas
hacia el
horizonte
trancadas.
Hace falta mirar
la sonrisa de un niño
a través de la
gota que separa los colores
de gases
perpetuos;
que se imponga
el acertado argumento,
que la razón
desplace
los designios
del instinto.
II.- EN BUSCA DEL FIRMAMENTO
1
Si volvemos la mirada
veremos salvajes
tiempos.
Primero a
caminar aprendimos;
después, en
pedernal, flechas, hachas,
convertimos
nuestras garras.
Logramos que el
músculo, que el sabor induce,
pudiera moverse con
la velocidad del pensamiento:
forjando
palabras, esculpiendo conceptos,
alimentando
sueños.
2
Del fuego
provocado por el segundo luminoso
que destella en
los cielos,
del inexplicable
asombro,
surgen los
primeros sacerdotes
y el primer
dios;
experiencia
trascendental
que la realidad interpretan.
3
Mujeres y
hombres
ambulando en
desorden
tras los frutos
silvestres y las presas;
tras el humo de
los incendios,
para capturar a
la diosa ardiente
y llevarla, nómadas,
en forma de tizón.
4
De los árboles a
las praderas
millones de
veces le dimos la vuelta al sol.
Los días
transcurrieron sin fecha,
las noches
siempre fueron iguales.
Tiempo natural
donde la
necesidad de existir,
acontecimientos
casuales,
determinaron los
hechos.
5
Ahí hay una
oquedad
cálida, segura.
¡Aleluya!
Un aguacero
infinito.
¡Aleluya!
La diosa del
agua no se traga
el calor que la
leña consume.
6
La Luna ya no es
la misma,
regresa para
decirnos
lo que debemos
hacer.
Y desde
entonces,
no paramos de
hacer preguntas;
a partir de aquel tiempo
nos erguimos con
la fe
y la esperanza por
delante;
desde ese instante,
no cesamos de
ser respuestas.
7
Dando forma a
los elementos,
fuimos de las
praderas a las cavernas.
Cientos de miles
de otoños pasaron.
Comunidades
gentilicias
moldeando
caracteres de piedra,
tallando
tradiciones de madera.
8
Señalando el
rumbo de lo humano,
las normas
que transfieren
los genes
abren el camino
a las normas
que transfieren
la experiencia.
9
Éramos
conglomerados en expansión,
delimitando espacios vitales.
La liquidación
del espíritu
no era opción,
esporádicos
conflictos entre gruñidos,
amagos y leves
heridas.
10
-Aquí estuve yo-
Colocamos sellos
sobre lienzos de piedra,
hace cuarenta
mil inviernos,
para trascender;
pinturas rupestres
que lucen en la
historia.
11
Hechos, tareas,
roles determinados,
incomprendida
realidad,
casualidad
enigmática,
en todas las
épocas
enmascaradas.
12
La mujer era el
centro de la creación,
de sus ovarios
Dios hizo al hombre;
parían, uno tras
otro,
hijos sin
apellido.
Señalaron los
caminos
de la chozas y
los cultivos;
eran acción de
síntesis,
las sacerdotisas
de la tradición,
las guardianas
de la flama.
Imitan y
comparten el arte de lo nuevo;
transportan ensayos
y errores;
eran parte
esencial del equilibrio.
13
La comunidad
eran los maestros.
De boca en boca
fluyó el recuerdo,
de mano en mano
se fundó el porvenir.
La comunidad
eran las madres,
la comunidad
eran los padres;
crecieron
fluyendo y fundando
y crecemos
fundando y fluyendo,
paradoja
elemental de la existencia.
14
Vivíamos en un
estado divino,
la razón natural
de las reglas
y fuimos
Paraíso.
Los dioses
existían
en un escenario
armónico.
15
Para salir de
las cuevas a las praderas
gateamos decenas
de milenios,
entre gens, clanes
y tribus.
Rompimos canteras,
amurallándonos.
16
Llega el tiempo
artificial
donde la diosa
Invidia
los cambios
determina.
Extraña a la
tierra,
de la mano
germinan los campos;
se construyeron
depósitos
para guardar sus
beneficios.
Circunstancia
nueva
que aparecen en
la naturaleza
y la
metamorfosis causa.
Comimos los frutos prohibidos,
cosechados.
-¡Podemos poner
otras manos
para alimentar
el ocio!- Pensaron algunos,
y nació Hefestos
fundido en bronce;
no del coito de
Zeus con Hera
sino de Pacha Mama con Vulcano.
Poseídos por la
dualidad contradictoria
dejamos entrar
al Demonio,
ahora somos
fuerzas en conflicto.
El ying y el
yang,
Caín y Abel,
son la nueva
acción creadora:
artificial,
social,
extrañamente
natural.
El cielo y el
infierno en pugna,
dentro de
nosotros.
17
La diosa Usura
liquida la armonía, viaja en galeras
fustigando mortales
para que remen.
Impone la guerra
por la hegemonía celestial.
Nos volvimos
ansiosos por llenar los estómagos
con restos de
huesos quebrantados;
bañarnos con
sudor del prójimo,
abonar la tierra
con sangre,
poseer la luz
para trocarla.
Nació el odio,
el rencor, la envidia, la infamia...
Envilecidos por
la codicia y la vanidad
creamos
herramientas para robar y matar.
18
Inti, dios del
sol;
Agni, dios del
fuego;
Chaac, dios de
la lluvia;
Venus, diosa de
la fertilidad;
Zeus y Pacha Mama
actuaban en un
escenario en conflicto.
19
La guerra divina
nos impone nuevas reglas,
desobedecerlas
representa recibir la brutal supresión.
Son las penas
del nuevo orden,
es la orden del
nuevo génesis.
No hay espacio
para la bondad,
ni la piedad ni
el amor;
sólo el coraje,
sin remedio:
destruir o ser
destruidos,
absorber o ser
absorbidos,
esclavizar o ser
esclavos.
20
Los hombres se
apoderan de la iniciativa;
las mujeres se van quedando,
quedando
y quedando.
Ellas se adaptan
al papel
que la
metamorfosis, tras los muros, impone;
para crear el
poder social que la selección determina.
Son ahora seres
dependientes,
para ser
defendidas,
sin opinión,
de un
incomprendido designio
por lo que deben
tolerar gritos, golpes,
soportar incertidumbre, obediencia;
vender su cuerpo
y fingir que les gusta.
Cupido flechando
hormonas.
21
El Clero se
atraganta,
lo cotidiano un
milagro reclama;
el viento
celestial en concubinato
con los dueños
de la tierra
engendran a los
sabios,
a los pesqueros,
alfareros,
herreros,
a los
carpinteros.
Procrean la
disciplina
que impone
pautas.
El incendio de
la violencia produce las fortunas,
construyen
cautivadoras ciudades.
La luz de la
barbarie induce el desarrollo,
calidad que se
acumula en poder y gloria;
andar a cuestas
con la riqueza floreciente,
amontonar las
piedras que la defiende.
22
La fuerza del
diapasón vibrante
da a luz la
realidad eterna que canta muda
en el silencio
de la roca, de la arcilla, del papiro.
Congratulamos
los ingeniosos
trazos de la palabra
que nos permite
entrar en todos los lugares;
acceder en todos
los momentos,
sin estrecharnos
las manos, los acontecimientos.
23
La penumbra que
se proyecta,
con regularidad
se mueve;
intuíamos el
momento:
¿Y si el cuerpo
es fijo?
Preñamos el
tiempo,
llenamos de
arena el reloj;
paríamos horas y
días sin cesar.
El mandato de Lunas
Llenas da paso
a la longitud de
la sombra.
24
Construir torres de Babel
para llegar a
los creadores.
¿Cómo?... Fácil,
plataformas de
rocas sobre montadas
nos dan la más
sorprendente altura.
Transitamos
escaleras
que desde las
entrañas de la tierra
nos señalan la
luz difusa de las estrellas,
para ascender a
la inmortalidad.
25
Villorrios que
fluyen al firmamento.
Asentamientos
que producen vicios,
nutridos por
encadenadas manos;
Fortalezas que
permiten el ocio,
atendidas por
seres objeto.
Ocio que dibujan
los mapas de la sabiduría,
sostenida por
humanos sin identidad.
Sabiduría que
nos tiene luchando
por la igualdad.
Desenfrenos
que a las
fortalezas
destruyen.
26
Lo imposible no
es posible, el cielo trae miseria.
Los dioses cabalgan
sobre arados de hierro
multiplicando
los panes, solo para ungidos.
Cunde en sollozo
la historia para unos
y en alegrías
para otros;
los esclavos
vejados, sin bendición,
se negaron a
procrear;
siendo
mercancías,
se negaron a
producir;
sin saber si son
animales,
se negaron a
vivir.
¡Se negaron a
ser rastrillos!
27
De la
agricultura esclava a la servil
tan sólo varios
milenios las separan;
tiempo
artificial
donde la
necesidad de poseer,
gratis faenas,
los fenómenos
determina.
28
La oficialidad
religiosa,
liberada y
apoyada por los sabios,
desata feroces
combates por la hegemonía celestial.
El Estado Mayor
de la revolución informa,
parte militar:
Un solo cuerpo
es ungido
para reinar en
el espíritu.
Ahora somos
hermanos en la fe,
todos somos
hijos del mismo Padre;
no hay otros
dioses que perdonen pecados
ni razones para
odiarnos.
Un Juez Supremo
dictando normas.
Las legiones del
imperio
diseminan la
nueva semilla.
De orgías,
deleite de animales,
nace el amor,
goce de humanos.
¡Cupido
flechando almas!
29
Los datos encuentran
otras rutas
para penetrar el
entendimiento:
La cadena de
normas
que transfieren
la experiencia
se entrelazan
con la cadena de
normas
que los maestros
enseñan.
30
Dueños de las
herramientas,
los siervos son
ahora el músculo inocente
que la carreta
empujan.
Inocentes de la
opulencia que cargan.
Crédulos en la manipulación
de su inconsciencia.
Ingenuos del
poder que habita en sus manos.
Libertad de
movimiento
hasta los
límites del señorío.
31
Disueltos lazos imperiales,
los
quejidos ahogados en sudor
permiten que el
dolor de sus hombros
transformen sabios
en eruditos;
para seguir el
camino del destino,
que la
imaginación no se detenga
en busca del
firmamento.
32
El Karma del
tiempo
converge en las
faldas de los Alpes
para dar el
decisivo impulso
del grito de los
dioses
al humanismo
reencarnado.
Aprendimos el
arte del canto
de la
profundidad del equilibrio
de los colores
matizados.
De nuevo
preñamos el tiempo
le pusimos
cuerda al reloj,
nacieron los
segundos.
El método del discurso
nos enseñó
el balance
perfecto que sólo es posible
cuando la acción
de retroceso
escudriña la
raíz perpetua.
Aprendimos a
buscar,
perdidos en el
inmenso mar:
-Viaja en la
misma dirección
y encontrarás un
lugar,
no importa cual,
pero puerto en fin;
donde reparan velas...-
¿Los objetos
solo caen, por qué no suben?
La ciencia se
potencia,
de Pensadores nos graduamos.
33
Derrotadas las
divinidades,
se concentran
los poderes
del cielo y el
infierno,
ciencia y
superstición,
que a los
galeones mueven.
Los vientos,
reencarnados en sonidos,
cruzan océanos, destruyen, imponen,
diseminan designios,
nivelan épocas;
obligan a todos
los seres a buscar los mismos tesoros.
34
Los tributos son
la fuerza que el caminar impulsan.
Mil trescientas
primaveras recorrimos
sembrando
feudos, pasivos, sin grilletes,
trocando
mercancías; aceptando, humillados,
el Derecho de
Pernada.
35
Atrapados entre
linderos,
los siervos se
negaron a ser músculo;
pero no se
ahorcaron,
exigieron las
tierras labradas;
no dejaron de
producir,
demandaron
vender sus cosechas.
Dirigidos por
los dueños del vapor,
saltaron a
pelear, creando las naciones;
Teñida de rojo,
nace Magna Carta
para garantizar
derechos.
Lo imposible
sigue siendo imposible,
aun en las
cruentas batallas.
36
La ganancia
es la máscara
que la época
impone
al Dios de la
verdad;
determina el
desarrollo,
inevitable
fuerza que permite
la
espectacularidad de los sueños.
Convertimos las fortificaciones
en museos;
en tuercas,
ejes, en bujías, los surcos se transforman.
Mutamos en
concreto, en gasolina, en ondas, en electrones
que transitan
raudos, para que el sueño milenario se haga realidad.
37
Ya no es el
sudor de inocentes;
además, es la
sangre, saliva,
ojos y oídos, nariz y
manos,
del que está y
del que no,
los que
encienden la hoguera
donde los
eruditos se calcinan
reencarnando en
científicos,
técnicos, en
especialistas
por la causa de
buscar
los enigmas de
la creación.
38
El suelo es
asiento del que avanza;
el cielo es
plataforma del que sueñan
y construimos
alas para volar.
Doscientos inviernos
bastaron para alcanzar el espacio.
Doscientos
veranos tan solo para depredar los tiempos;
volvimos a
preñarlo, le pusimos baterías al reloj.
Con la
Relatividad, la velocidad de marcha se acelera.
Se devela la
posibilidad de lo imposible.
Se abre inmenso
el firmamento para tocarlo, pensarlo,
para vivirlo.
Se cierran las
puertas del porvenir:
Quemamos
bosques, agotamos especies,
nos sorbemos la
tierra.
Otrora ineluctable...
Claudica el alma.
39
Sobres timbrados
circulan por millones
llevando
sentimientos cruzados
de casa en casa,
recortando distancias.
Guarichas que “ensolecen”
calles y hogares.
Caminamos en
veloces ruedas atravesando sonidos.
Vida de reyes tocan
al instante los cuerpos, los sentidos;
mutilan, a unos
y otros, las razones, las costumbres, los quereres.
Irrumpimos por
la puerta del saber vedada por los siglos, trastornados.
En la
profundidad de la herencia persisten, disfrazados,
los resabios
violentos de la barbarie. Las divinidades
no aceptan su
derrota; el espíritu alucinado
por la ganancia,
débil, una y otra vez,
es acometido por
sorpresa
con el puñal
traicionero.
Los antifaces
adquieren forma, fondo, dimensión,
densa niebla que
obnubila el horizonte.
40
La nueva diosa
maquillada
decreta la venta
de tradiciones:
se negocian cultura,
dignidad, moral,
se subastan
costumbres,
se licita el
futuro...
Vendemos la
especie.
Enajena a los
que la poseen,
destruye los
valores de los que la desean,
asesina la
esperanza de sus feligreses.
41
En la pirámide
de la vida, en su base,
muchos y distintos caminos
para ascender;
que se reducen
en cada escalón.
La metamorfosis
de la envidia, del egoísmo,
la metamorfosis
que envilece, actúa en cada peldaño;
uniforma los
vestidos, las palabras, las comidas,
concertando
criterios, equiparando costumbres.
Los que logran
llegar a la cima
se transforman
en serpientes.
El antídoto para
este nefasto cambio
es la divinidad
del trabajo;
que convierte a
los que su resguardo usan
en águilas, en
viento, en luz,
en sueños.
42
Sin límites
inventamos aparatos,
uno tras otro
cambian
la geografía de
la conducta.
Ondas que se
esparcen en el éter
sin control, sin
orientación,
que sirviendo no
sirven.
¡Impregnan de
embustes el aire!
Libertad
mutante,
en su nombre los
homos
construyeron un
orden creciente
y los sapiens
disuelven las reglas
en soluciones de
libertinaje.
Corto circuito
que desvía el cauce de la corriente;
interrumpe el
único camino,
instintivo,
intuitivo,
educativo,
que creció con
el hombre.
43
Ha pasado a
mejor vida, exhausta,
después de una
estancia agónica
en cuidados
intensivos,
la obligación de
las palabras,
de las promesas.
¡El compromiso
del deber!
La diosa Invidia
ha signado al
mundo
aniquilando lo
invaluable.
Sus deudos,
dispersos en
cinco continentes,
ruegan no enviar
flores.
Sus restos serán
sepultados en este siglo.
44
Escuchamos el
tronar de la incoherencia:
-Los niños sólo
deben estudiar y recrearse.-
Y la media
mentira compramos.
-¡Oh, sí
señores!
Sólo deben comer
y correr.
¡Oh, sí señores!
Y dejar que sea
la casualidad que los forme.
En fin, nada de
lo que hagamos
cambiará su
destino.-
-Mira a
Fulanito, a Menganito,
es por gusto.
¡Ellos serán lo
que quieran ser!-
Siendo así,
busquemos nuevos amantes,
busquemos nuevos
placeres; apresúrate,
que los gusanos angustian nuestra piel.
¿Será la
casualidad
donde aprendimos a gozar
el oficio que
desempeñamos?
-¡Oh, sí
señores!
Así fue por
todos los tiempos,
se lo puedo
asegurar, no lo dude.-
Y la
incoherencia convence.
Un pase de
bolas, es el asunto:
divertirlos para
que diviertan,
preocuparse para
que se preocupen,
educarlos para
que eduquen,
trabajarlos para
que trabajen.
Recibiremos a
cambio
las más intensas
alegrías.
Y cuando la
pelota cae al suelo
ya vemos lo que
sucede:
-¡Oh, sí
señores!
¿Por qué ha de
ser distinto?
¡A mí nadie me
enseñó,
yo aprendí solo!
¡Dejen que vivan
su infancia!-
Y la
incoherencia educando el futuro.
¡Oh, no señor!
¿Sabe usted
quién es ese
que todo aprende
y todo imita?
¿Está seguro que
solo el estudio y la recreación
tienen que ver
con la constancia, la disciplina,
en el arte del
quehacer?
Y la otra cara
de la moneda:
Panfletos sin
metáforas ni imágenes
de los que
conducen su infancia en ayuno,
abstenidos de
hablar y de pensar;
exhaustos del
esfuerzo
que gravita en
sus hombros.
45
La divinidad de
la ocupación, del esfuerzo, de la tenacidad,
baluarte de la
solidaridad, de la dignidad, del amor,
esencia de la
naturaleza, en su defensa decreta:
-Todo el que no
me adore
y no realice un
culto diario a mi linaje
perderá mis
favores,
perderá su
identidad,
su bondad, su
alma;
lo convertiré en
cucaracha
aplastada por
los tiempos.-
46
-Se necesitan de
las crisis para crecer.
Vamos, entre más
atroz, más crecemos.-
Dicen los
sacerdotes de la nueva iglesia.
Resultado del
desarrollo:
Depositadas en cementerios
millones de
esperanzas truncadas
y el futuro
anclado.
Ésta es la
profecía del nuevo culto.
Sin embargo,
lo tenemos todo
y no tenemos nada.
Y teniéndolo
todo
seguimos siendo
esclavos y siervos,
manipulados,
usados, vejados.
La ingenuidad
pasiva
del sudor que
mueve carretas,
da paso a la
conciencia activa
de quienes, con
la espalda atornillada
frente a
los monitores,
ven pasar el tiempo,
ven pasar el
espacio,
sin tocarlo, sin
medirlo,
solo soñarlo,
torturados.
47
Aprendimos símbolos
para identificar
palabras, números, música;
puntos de fuga,
luces y sombras,
para representar
imágenes;
la profundidad
del pensamiento
en perspectiva.
Aprendemos a
pensar en movimiento
para permitir la
reencarnación del Paraíso,
desafiar el
funeral de la tierra,
que impida la
acción de lo imposible
que la diosa
decreta.
Para que el
mundo entero seamos todos;
ésta es la razón
que permite
que estemos
donde estamos.
III.- METAMORFOSIS
1
En busca de la acción
creadora del Edén perdido
el aire fresco
que orienta caminos de respuestas,
nace en Oriente.
Entre Nilo y Éufrates
se traslada en vientos.
En la tierra de
Sócrates y Séneca son ya torbellinos.
Los desiertos de
la Media Luna los toma por sorpresa.
En Europa
reencarnan sonidos;
para,
finalmente, esparcirse por el mundo,
mutando en luz.
Pero nunca
fueron tan sublimes,
como en la
tierra de sedas y cometas.
2
Fases de orden,
interfaces de
desorden.
Así aprendimos a
gatear,
a caminar,
a correr.
Y entre el orden
y el desorden
aprendimos a
volar.
3
Nuestros
primeros pasos
fueron tiempos
apacibles,
comunidades
gentilicias
ambulando en
desorden.
La vida sucedía
en equilibrio
donde perduraría
el más fuerte.
Deviene un
eclipse milenario,
descubrimos el
poder de las riquezas,
la oscuridad
desata los conflictos,
donde sobreviven
los grupos más fuertes.
Nuestras madres
aceptan su papel, abnegadas,
y las
circunstancias las despojan de su identidad;
transitaron el
tiempo con los ojos vendados.
Ellas eran y son
retaguardia.
La luz,
decidida, se abre paso,
la
fortaleza no es requisito,
se impone el
nuevo orden:
El más
capacitado dominará.
En los
menesteres de la fuerza,
ellas no son
iguales;
en los
menesteres de la inteligencia
si somos
iguales.
¡Aleluya!
Y son esencia en
conflicto.
La impronta
luminosidad las ciega,
las confunde,
les trastoca papeles,
momentáneamente.
Y son y serán
esencia en equilibrio.
4
La materia no se
crea,
se amalgama para
moldear al hombre;
no se destruye,
entre guerras y
concilios acercarse al fuego divino;
solo se
transforma,
entre dioses y
demonios acabamos siendo los mismos.
Nos acercamos al
Sueño Milenario,
al Firmamento, al
Edén Perdido,
cerca estamos de
la Paradoja Elemental:
Porque sea
resuelta
o porque nos
destruyamos,
el resultado
será el mismo,
alcanzaremos el
equilibrio sin tiempo
y marcharemos, de
una u otra forma,
al Paraíso.
5
Para activar el
volcán que haga temblar
el corazón
traicionado con la palabra;
para sepultar la
indolencia y despertar la esperanza,
hace falta gozar
el agua que brota del fragor diario;
mirar la sonrisa
triste de los desamparados
y armar el alma.
6
Suenan las
trompetas de avanzada
de los que no
ven el inminente desastre;
de los que
silencian la voz de justicia;
de los que no
construyen el equilibrio de los tiempos;
de los que no
recorren las veredas del intelecto;
de los que no
perciben el zumbido de los cambios que se agitan.
Suenan los
tambores de guerra
de los que no
escuchan
el unísono grito
de razas
y pueblos que, unidos,
el equilibrio
buscan.
Y el conteo de
los megatones que nos circundan.
Se fumigan
espermas,
se liquidan
dirigentes,
se cavan fosas
comunes;
aspiradoras que
se posesionan
del
ciberespacio,
para globalizar
la miseria.
Torres que caen,
represalias que
suben.
Invidia impone sus maleficios.
7
Narcóticos
envueltos en píxeles
penetran la
retina,
audaz visión
fantasmal,
inhiben la
tenacidad;
el abandono
hipnótico
resquebraja los
sentidos.
Los nuevos
corsarios y piratas
navegan sobre
tarjetas de plásticos.
Blanden espadas
de neón;
con ojos de
silicio, cabalgan
en los bolsillos
desahuciados.
Las ganancias,
palanca que
definió el vuelo,
en carroña mutan;
corroe la cima
de la pirámide,
putrefacta,
descompone sus cimientos.
Metalizada la
conducta:
-¡Oh, sí
señores, si ellos roban
por qué no hacerlo
yo!-
¿Y la
incoherencia?
¡Fundiendo el
futuro!
Derechos de
autor
con parches de
piratas.
Las leyes se
atropellan,
las sangrantes
heridas
manan
humillantes palabras,
colofón de
infames injurias.
-¡Si defiendes
tus principios
se acaba el
mundo!-
Y la indignación
“megatónica” efervescente:
-¡No importa!
¡Qué explote!
¡No importa!
¡Qué reviente!
¡Qué reviente!-
8
Que la causalidad
espiritual nos ilumine
porque cerca
estamos
de la
posibilidad de lo imposible.
Éste es un grito
de espanto
por lo que
pudiéramos ser
y a lo mejor no
podamos.
9
Colores que
bailan al compás de acordes
en ocasiones
estridentes, en ocasiones armónicos.
Hermosa sinfonía
de negros, blancos, amarillos,
en donde la
bravura, el ímpetu,
se mezclan con
la sapiencia y la ternura.
Ningún movimiento
es antes, ninguno después,
llegan preciso a
la orden coreográfica de la melodía.
Son una alegre
danza por la vida
en busca del
firmamento,
del tiempo
causal,
donde la
necesidad de ser
determinará los
tiempos.
10
Somos duplicado de los siglos,
copia original
de las circunstancias;
damos un pequeño
giro
y levemente
distintos,
compartidos
profundamente.
En el instante
supremo de la singularidad,
nos deviene la
tarde;
antes que
aparezca la noche,
otorgamos la
mañana
para que otros
despierten en el amor
a la intensidad
de los cambios
y a la levedad
del tiempo.
Que estalle en
nuestro pecho
el proyectil que
liquide a diario
lo que somos,
para ser
reencarnados,
cada luna,
en un nuevo sol.
Tanto más lejos
en el porvenir planeamos,
cuanto más lejos
en el pasado
hay que
escarbar.
Nada de lo que
somos
es mejor por
otro camino.
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ES INEVITABLE
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