El petroleo bajo de precio

«LA MISIÓN DE UN DIRIGENTE ES SER IMPRESCINDIBLE POR EL MENOR TIEMPO POSIBLE.» General Omar Torrijos Herrera.
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sábado, 3 de enero de 2015

Benjamín Colamarco Patiño TESTIMONIO HISTÓRICO

TESTIMONIO HISTÓRICO 
por Benjamín Colamarco Patiño

Regresaba de mi oficina en el IRHE alrededor de las diez de la noche del 19 de diciembre de 1989; sonó el teléfono de la casa, era el Capitán Moisés Cortizo, Jefe de la 5ta. Compañía Victoriano Lorenzo “Los Cholos” de las Fuerzas de Defensa, quien me comentaba que se habían perdido las comunicaciones vía radio con los patrullas panameños que hacían el patrullaje conjunto con la policía militar del ejército de los EEUU y que el enlace con la contraparte norteamericana, se había roto.

Al colgar el teléfono, me cambié y en compañía del brigadista Plutarco Tuñón, montamos en mi vehículo y nos dirigimos raudos hacia el Fuerte Amador, sede de la “5ta. Cía. Victoriano Lorenzo” y del “Batallón Dignidad: Comando Torrijista 16 de diciembre”, al cual pertenecía.

La noche oscura cubría el camino, como mal presagio, lúgubre anticipo de lo que vendría. Al embocar la entrada de Fuerte Amador, notamos que la “garita” estaba oscura y vacía, todo el lado izquierdo del fuerte carecía de luz. Una terrible sensación y extrañeza nos embargó mientras aceleramos para llegar al edificio de la sede de “Los Cholos”.

Una actividad febril se daba en la armería; los soldados movían las armas a los camiones.

Llegamos a la sala de guardia tropezándonos con la tropa en movimiento. El Capitán Cortizo había dado la orden de evacuar equipo y tropa hacia el punto de reorganización (PRO), establecido en la Avenida de los Mártires.

Mientras los soldados evacuaban, el radio-operador insistía en hacer contacto con las patrullas conjuntas que según los Tratados, debían entrar a las bases militares norteamericanas. Todo intento fue infructuoso ¡Habían desaparecido!

Por otras vías se recibían informes de movimientos de aviones de la Fuerza Aérea de los EEUU, en la base de Howard. Se sentía que las cosas no andaban bien. Cortizo contactó al Jefe de Plaza esa noche en el Cuartel Central, el Coronel Virgilio Mirones, mientras yo llamaba a TV-2 y a la Radio Libertad, para que pasaran la alerta: “Atención, CLAVE CUTARRA, BD armas al hombro”…

El Capitán Cortizo logró hablar con el General Noriega, que se encontraba en el CEREMI en Tocúmen.

Yo llamé a los enlaces del “BD: CT16 de Diciembre”, las compañeras brigadistas Yasmira Esquina y Hercilia Cuevas, para decirles que comunicaran a los compañeros que NO intentaran entrar a Fuerte Amador, era muy peligroso, que nuestro PRO era detrás del Palacio Legislativo, una parte, y la otra en “la Canina” por la Avenida “Juan Pablo II”.

Las tropas de la “Victoriano Lorenzo”, seguían evacuando la sede de la 5ta Cía.; para mi sorpresa, los valerosos brigadistas: Ernesto Santos Rodríguez; Jorge Arosemena Torrijos; Manuel Carol; Elisabeth Morales; Alejandro Hubbard; Ángel Benítez, desobedeciendo las instrucciones impartidas, llegaron hasta donde nos encontrábamos en medio de la incertidumbre y la presión. El ambiente era muy tenso.

Un autobús de “La Victoriano Lorenzo”, al mando del Teniente Bredio Chávez, con un contingente de soldados de “Los Cholos”, salía con los últimos pertrechos hacia el PRO. Al llegar a la esquina, por la salida del COGECODESE, se detienen y el Teniente Chávez, corre hacia la sala de guardia en donde estábamos los que quedábamos en el edificio y a voz en cuello dijo: “mi Capitán, distingo desplazamientos de los gringos del otro lado del campo”… Cortizo le espetó: “Teniente, le dije hace rato que evacuara”. Chávez retornó a toda prisa al autobús en medio de las tinieblas y emprendió hacia la salida. Esa escena la tengo vívida en mi memoria.

Tratando de ordenar las ideas y los movimientos, nos encontrábamos los pocos que quedábamos en la sala de guardia, cuando repentinamente y de forma sorpresiva, escuchamos un fuerte tableteo de ametralladoras pesadas hacia el noroeste; pasaron unos segundos interminables y más cerca, escuchamos otras detonaciones y fuego de ametralladoras… empuñamos las armas que teníamos y se desató la conflagración… el infierno… contra el edificio llovieron ráfagas de proyectiles… volaban astillas y esquirlas… éramos el blanco de las armas del 1er Batallón de la 508 División de Infantería Aerotransportada, apoyados por la 193 Brigada de Infantería del ejército más poderoso del mundo, que nos cayó como los ladrones, sin aviso, arteros, aprovechando la nocturnidad…

Protegidos en sus vehículos blindados M-113 y otros “tanques de guerra”, apretaron el volumen de fuego contra nuestra posición… enfrentamos desigual batalla… ensordecidos y abrumados; la adrenalina fluyendo a borbotones, temor, rabia, sudor frío, sangre, pólvora… decidimos replegarnos hacia la parte de atrás… salimos por la armería, y vimos venir helicópteros como de por los lados de la “base de Kobe”… les disparamos con los T-65, se recalentaron… raudos corrimos a buscar cobertura. Los helicópteros prosiguieron hacia el Cuartel Central.

Con Cortizo, decidimos que debíamos hacer todo lo posible para salir de esa “cueva del lobo” que era Fuerte Amador, e intentar llegar al PRO. Éramos 8 brigadistas del CT16D, y 6 combatientes de la 5ta Cía. Victoriano Lorenzo, en total 14 incluyéndonos a Moisés y a mí. Nos dividimos en tres (3) células y emprendimos el camino; pasamos por detrás del edificio del COGECODESE; corrimos, sentíamos el zumbar de las balas, las trazadoras, destellos… y en medio del fuego y las detonaciones, salimos del área, sufriendo la irreparable pérdida en batalla, rumbo a la eternidad, de los héroes, mis queridos e inolvidables compañeros: ANGEL BENÍTEZ; MANUEL CAROL; ALEJANDRO HUBBARD. También fueron heridos de gravedad por las balas de las tropas invasoras, en esa acción: ERNESTO SANTOS RODRÍGUEZ y JORGE AROSEMENA TORRIJOS (no murieron). Solo Dios sabe por qué el resto de este grupo de Patriotas, sobrevivimos sin ser alcanzados por las balas y proyectiles que cayeron sobre nosotros.

El resto es historia, estuvimos horas en los alrededores de la Avenida de los Mártires y el Palacio Legislativo. Recrudeció el infame bombardeo al Barrio Mártir de El Chorrillo.  Llevamos heridos al Hospital Santo Tomás.

El 10 de enero de 1990, fui hecho prisionero por las tropas invasoras, encerrado en una celda de aislamiento en la cárcel militar de Fort Clayton. Al tercer día me trasladaron fuertemente custodiado y amarrado, hasta el campo de concentración de Nuevo Emperador donde llegaron a concentrar a más de 5,000 prisioneros de la invasión… solo injusticia… nada más injusticia. No existe ninguna justificación, ni moral, ni jurídica para tan deleznable hecho.

Los cientos y cientos de mártires del 20 de diciembre, merecen respeto y recordación. Los cuerpos de quienes desde ese nefasto día se encuentran desaparecidos, deben aparecer para honrarlos y darles cristiana sepultura.

La invasión del Ejército de los Estados Unidos fue injusta, cruel e innecesaria.

El 29 de diciembre de 1989, nueve días después del “asalto” a nuestra Patria, la Asamblea General de la ONU, aprueba la Resolución # 44/240, por medio de la cual se emite concepto condenatorio en contra del Gobierno de George Bush, por haber violado flagrantemente el derecho internacional y la integridad territorial e independencia de Panamá.

Benjamín Colamarco Patiño


Panamá, 19 de diciembre de 2014
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martes, 18 de diciembre de 2012

Los que ganan siempre son los mejores

LOS QUE GANAN SIEMPRE SON LOS MEJORES


Por: Moisés Pinzón Martínez.
Delegado al VIII Congreso y al IX Congreso Extraordinario, Pre-Candidato a Legislador 2003, Pre-Candidato a Diputado 2008, Secretario de Prensa del Área de Organización 8-6. Militante del Torrijismo desde 1976 y miembro del PRD desde 1996. Autor del libro, entre otros,  “El Diputado o la muerte del Príncipe” y de “La última crisis del sistema capitalista”.

Siempre a lo largo de los tiempos los que perdemos, no nos da la gana de aceptarlo; surgiendo el pensamiento de que “la historia la escriben los que ganan”, dejando entrever el criterio de que entonces hay otra “verdad”. Por otra parte este pensamiento lo aderezamos con que no siempre los que ganan son los mejores; tratando con este criterio de ocultar nuestras deficiencias.

Sin embargo esto no es así: Los que ganan siempre, absolutamente siempre, son los mejores; y al escribir su historia rara vez están equivocados. Argumentos tales como que al quemarse la biblioteca de Alejandría, se perdieron miles de grandes conocimientos  que hubieran potenciado aún más a la humanidad es una falacia tan grande como no querer reconocer que al caer el imperio romano de occidente  (470 d.C), Europa se sumerge en el más absoluto oscurantismo que la mayoría de los historiadores y científicos sociales no pueden explicar (leer: Los ritos de la vida y los mitos de la felicidad).

Esta negación tiene su máxima expresión en la política: Los que pierden en estas contiendas nunca aceptan que eso sucedió porque no son los mejores.  A lo largo de la historia las reglas del juego siempre han sido claras, incluso las que no se ven. Y desde que Maquiavelo escribió su brillante tratado histórico al respecto, con más razón.

En el marco de las luchas sociales se presenta  estos mismos fenómenos, los romanos ganaron todas las batallas, y no fue hasta que los bárbaros le aprendieron las novedosas técnicas, que pudieron quitarse el yugo de encima. Los empresarios, con Lutero, quisieron adelantar su revolución sin haber aprendido suficiente lo que el feudalismo tenía que enseñarles, y en la guerra de los 40 años  fueron abatidos; no siendo hasta varios siglos después, luego de aprenderlo todo, cuando lograron transformar el mundo.

El Partido Revolucionario Democrático ha enseñando a su membrecía, y al país, un estilo nuevo de democracia, que se llama “Centralismo Democrático”; consistente en que luego de las votaciones, los discrepantes pasan en un solo puño a apoyar la decisión mayoritaria. Esto se lo aprendimos a Omar, el que actuó y enseñó en esa forma desde las decisiones colegiadas del Estado Mayor.

No hay duda que falta mucho para  profundizar este novedoso y moderno sistema democrático e incluso es posible que se produzca un retroceso. Sin embargo, hoy nos toca a todos los que perdimos en la escogencia a Secretario General, en donde Juan Carlos Navarro gana con una abrumadora mayoría,  apoyarlo decididamente.  Cuando me entero de que Navarro va de candidato a Secretario General del PRD, pensé que era un error dado que estaba colocando todos los huevos en una canasta. Si perdía, y era una probabilidad bastante alta, sus posibilidades a ganar la candidatura a la Presidencia de la República serían casi nulas. Si hubiera apoyado a otra persona para ese puesto y no ganaba, todavía tenía una gran oportunidad para competir. Luego de un balance de resultados, con la expectativa de ganar: ¡Se las rifó todas!

Luego gana las primarias para Candidato a Presidente lo que revela la obligación militante de cerrar filas en torno a la propuesta INSTITUCIONAL.  Es la única vía por donde podemos evitar un retroceso en estampida.

He sido un duro crítico suyo, incluso lo he detallado en mis escritos, y no me arrepiento de ello. Sin embargo, gana contundentemente la dirección del Partido y luego la candidatura a Presidente, demostrando que es el mejor. Ahora le toca, en la práctica, demostrar que he estado equivocado y que su papel  va en la dirección correcta  que tanto ha manifestado,  fortaleciendo la democracia y las libertades junto con una estrategia que resuelva las grandes necesidades de la mayoría de este pueblo. Además de lograr concentrar todo el poder de su liderazgo, consensuando con todas las fuerzas populares; de lo contrario, no dude por un momento que se repetirá la experiencia del 2009 (Leer detenidamente, Quiénes son los Culpables y último capítulo de El Diputado).

Por otra parte, la misma organización viene desde hace muchos años cargando con graves deficiencias que deben ser subsanadas, entre las que se pueden mencionar el hecho de que las diversas Secretarías dejaron de funcionar hace ya mucho tiempo, razón por la cual no fui candidato,  en esta ocasión, a ningún cargo.

La Patria, esa que duramente hemos construido, está en un dilema de magnitudes tan grandes como podría haberlo sido la invasión. Es obligado sacar a los advenedizos del poder, los que han venido destruyendo la Institucionalidad del Estado, con la única intención de que no exista en las próximas elecciones ninguna autoridad que sirva de árbitro ni jurado imparcial.

Nos toca propiciar la unidad de cada uno de los miembros del Partido Revolucionario Democrático  en torno a su liderazgo. Los tiempos no son nada fácil para la Patria, y la campaña que se aproxima requiere lo mejor de  nosotros. Y si no tienen idea a que me refiero, imagínense como se sintieron los alemanes después de la II Guerra Mundial en 1945.

San Miguelito, 18 de diciembre de 2012.
actualizado el 10 de marzo de 2013

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