Entre los cables secretos de la era Kissinger destaca el que pone por escrito los esfuerzos de la Santa Sede, representada por el número dos del papa Pablo VI, Giovanni Benelli, por defender al régimen militar chileno y por negar su represión, cuya denuncia atribuyó a la "propaganda comunista" pese a estar acreditada hasta por prelados conservadores de la Iglesia
CARLOS ENRIQUE BAYO 
Madrid 08/04/2013 
Todos sabíamos que la Iglesia católica 
colaboró con el régimen militar de Augusto Pinochet en Chile, y que toleró los 
crímenes de lesa humanidad de su régimen dictatorial, pero toparse con un documento en el 
que se expone por escrito cómo el número dos del Papa (en ese momento, el 
venerado por "progresista" Pablo VI) apoya en nombre del Pontífice el golpe de 
Estado contra la democracia en Chile, constituye un descubrimiento 
periodístico de primera línea.
Tal como esta misma madrugada deja patente 
La Repubblica, uno de los 15 medios de comunicación del mundo que 
participa (con Público) de la exclusiva de Wikileaks, el sustituto de la Secretaría 
de Estado del Vaticano, Giovanni Benelli, expresó a los diplomáticos 
norteamericanos (el 18 de octubre de 1973 y en un encuentro que nada tenía que 
ver con ese tema) "su grave preocupación, y la del Pontífice, sobre la exitosa campaña 
internacional izquierdista para falsear completamente las realidades de la 
situación chilena".
En aquella fecha, Benelli era en la 
práctica el número dos del Papa, puesto que el secretario de Estado, el 
cardenal Amleto Giovanni Cicognani, era demasiado anciano para cumplir con la 
mayor parte de sus funciones y había entregado el cargo a su sustituto. Así que 
ese florentino (nacido en el pueblo de Vernio, muy cercano a la cuna de 
Maquiavelo) trabajó estrechamente durante un decenio con su antiguo maestro, 
Pablo VI. Hasta ganarse el apodo de "Kissinger del Vaticano" por su agresiva, 
casi autoritaria, gestión al frente de la diplomacia de la Santa 
Sede.
Alianza entre Nixon y Pablo VI
Tan importante era Benelli en el Vaticano 
que fue él quien recibió en persona a Richard 
Nixon al pie del helicóptero en el que el presidente de EEUU aterrizó en 
la Plaza de San Pedro en 1969 para sellar la alianza anticomunista entre la Casa 
Blanca y la Santa Sede que dio origen a los más crueles golpes militares en 
América Latina.
Tras el golpe de Estado de Pinochet, 
"Benelli tildó la exagerada la cobertura de los acontecimientos [en Chile] como 
posiblemente el mayor éxito de la propaganda comunista, y subrayó el hecho de 
que incluso los círculos moderados y conservadores parecían muy dispuestos a 
creer las mentiras más burdas sobre los excesos 
de la Junta chilena", escribió en su informe la Embajada de EEUU en Roma, 
en un cable clasificado "SECRETO" y con el código "EXDIS" de máxima reserva.
"Al darse cuenta de que la caída de Allende 
era uno de los mayores reveses para la causa comunista, dijo Benelli" (tal como 
expone el cable diplomático estadounidense ROME10729), "las fuerzas 
izquierdistas han minimizado ampliamente los daños al convencer al mundo de que 
la caída de Allende fue debida exclusivamente a fuerzas fascistas y externas, en 
vez de a los fallos de su propia gestión política, como realmente ocurrió. 
Benelli expresó sus temores de que el éxito de esta campaña de propaganda 
comunista pueda influir en los medios de comunicación del 
mundo libre en el futuro".
"Las historias de los medios internacionales 
que hablan de una represión brutal en Chile no tienen fundamento" aseguró el 
número dos del Papa En cuanto a la represión del régimen militar 
pinochetista, el número dos de Pablo VI sentenció: "Como es natural, 
desafortunadamente, tras un golpe de Estado, hay 
que admitir que ha habido algún derramamiento de sangre en las operaciones de 
limpieza en Chile, pero la Nunciatura en Santiago, el cardenal Silva y el 
Episcopado chileno en general han asegurado al Papa Pablo que la Junta está 
haciendo todo lo posible para que la situación vuelva a la normalidad y que las 
historias de los medios internacionales que hablan de una represión brutal no 
tienen fundamento".
Además, Benelli (que fue candidato a Pontífice tras las muertes de Pablo VI y 
de Juan Pablo I) alegó que no se podía poner en duda "la validez ni la 
sinceridad de la interpretación del cardenal Silva" porque, en su opinión, dicho 
prelado, era "uno de los más destacados 
progresistas dentro de la Iglesia".
Después, Benelli reconoce que "el Papa ha estado bajo dura presión interna en la 
Iglesia, especialmente desde Francia, para hablar contra los excesos de 
la Junta" de Pinochet. Y que "pese a los esfuerzos del Vaticano, la propaganda 
izquierdista ha tenido un éxito notable incluso con algunos de los cardenales 
más conservadores y con prelados que parecen incapaces de considerar la 
situación con objetividad. El resultado es que los izquierdistas han logrado 
crear una situación en la que el Papa sería atacado por los moderados si 
defiende la verdad en Chile".
Más aún, "el Vaticano está convencido, y la 
Nunciatura ha confirmado, que durante los últimos meses del Gobierno de Allende, 
la Embajada de Cuba estaba sirviendo como arsenal para distribuir armas fabricadas en Europa del 
Este a los obreros chilenos", afirma Benelli.
El informe secreto de la Embajada de EEUU ante el Vaticano termina con una 
corta frase, sin duda restando importancia al tema puesto que lo deja para el 
final:
"El Vaticano informó la semana pasada a un 
intermediario izquierdista de que el Papa no 
podría recibir a Isabel Allende, y Benelli cuenta con que esto provocará 
nuevas críticas contra el Vaticano.
SECRET".
 
 
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