La corrupción un mal endémico
Por Ramiro GuerraNuestra república surgió marcada con un mal endémico: la corrupción. El control del Estado ha tenido como un objetivo, un botín.
Caigo mal cuando escribo que muchas de las grandes fortunas y paquetes patrimoniales tuvieron al Estado como un instrumento de acumulación. Los denominados clanes de la oligarquia, no tuvieron escrúpulos al apoderarse de los dineros del presupuesto dedicados a planes de inversión. Carreteras, puentes, escuelas, que se destinaron partidas y nunca se realizaron.
Crecí escuchando de algunos chistes y anécdotas como la del político que ofrecía puentes y cuando los electores le decían que allí no había ríos, el candidato respondía: ¡les hago el río! A otro lo bautizaron como el sembrador de escuelas.
Nuestra juventud debe conocer que los grandes terratenientes de la postrimería del siglo XX, se apoderaron de grandes extensiones de tierras y toda esta maleantería la hicieron desde el control del Estado.
Lo que se conoce como el clientelismo fue creado por estos sectores de esos grupos de poder. En un medio de carencias del pueblo, entronizaron esas prácticas, hoy muy refinada, de control del votante. El fenómeno no es exclusivo de mi país; esto ha sido una realidad en nuestra latinoamérica; y con diferentes caretas, del mundo entero. Hoy esa realidad es una fatalidad. Nuevos ricos han emergido siguiendo el modelo de antaño; claro con formas más sofisticadas.
Como resolver esta contracultura que abanica lo anti-ético al punto que toda la sociedad esta contaminada. El juego vivo es la tónica. Igual que el pasado, el Estado sigue siendo el botín a conseguir, no importa los medios.
Hay un nivel de corrupción que nadie denuncia. El negocio de las medicinas, la evasión del pago de impuesto, la especulación salvaje y el tráfico de influencias. Grandes y poderosas firmas de abogados y otras, ligadas al poder de esos grupos que se aseguran de tener cuadros al interior del Estado y que tienen mucha influencia. En el actual gobierno se les ubica sin mucho esfuerzos; le cuestan disimular sus prejuicios de clases.
Toda esta realidad de alguna manera está relacionada con un sistema educativo caduco que no forma conciencia critica. Hay mucho que hacer en cuanto a la democratización del Estado. Hay que volver sobre la filosofía de que el Estado somos todos y no un instrumento para despropósitos de intereses que han hecho de las migajas y la toalla un recurso para controlar y robar.
Todos los gobiernos pasan a recuperar lo invertido en las elecciones más, claro está, leoninas ganancias; que al final lo pagamos la ingenua población que no logra acatar que el asunto es "pan pa' hoy y hambre pa' mañana". El caso del gobierno anterior (2009-2014) es tan escandaloso porque la magnitud (mucho más de 8,000 millones de dolares) no solo fue exorbitante, sino que actuaron con impunidad, al margen de cualquier ley de parapeto; incluso estuvieron creando las bases para mantenerse en el poder de facto (neo-facismo).
21 de marzo de 2018
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