El petroleo bajo de precio

«LA MISIÓN DE UN DIRIGENTE ES SER IMPRESCINDIBLE POR EL MENOR TIEMPO POSIBLE.» General Omar Torrijos Herrera.
Hoy Sábado 13 de junio de 2015, a las 8:45 p.m. , luego de 5 meses de tenaz constancia, logramos recibir la visita número 100,000. El 12 de agosto (2 meses) logramos la visita número 200,000. El 21 de septiembre logramos la vista No.300,000. Gracias---Dejaré esta información por un asunto histórico.
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jueves, 28 de febrero de 2019

Capitán Eliecer Gaitán sobre la Invasión a Panamá en 1989


  Capitán Eliecer Gaitán sobre la Invasión a Panamá en 1989

Panamá, Recuperar la historia

La revista "Marcha" presenta a sus lectores una síntesis del testimonio del Asunción Eliécer Gaitán, publicado en el Diario español "El País" y en el mexicano "La Jornada" y, posteriormente, en Panamá, durante los primeros años de la ocupación estadounidense. Y en la segunda parte una entrevista del mismo período publicada en la revista española "Interviú".
Con ello queremos recuperar la historia de una Panamá que resistió al ataque yanqui.

Edición de las Entrevistas realizadas al Capitán 
Asunción Eliécer Gaitán 
por "El País" y la "Jornada"

Cumpliendo con la responsabilidad militar de defender el país, ante la desaparición  del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa, salvo honrosas excepciones [los Tenientes Coroneles Daniel Delgado en San Miguelito y Virgilio Mirones, que estaba en el Cuartel Central cumpliendo las funciones de jefe de turno] un conjunto de oficiales intermedios;  miembros de los Batallones de la Dignidad; y, Voluntarios Civiles tomaron el mando de las operaciones de resistencia durante los actos de Intervención, Agresión, Invasión y Ocupación del territorio panameño por parte del Ejército de los Estados Unidos.

La primera acción del mando emergente, la realiza el Capitán Gonzalo "Chalo" González, Jefe del Batallón Macho de Monte, localizado en Río Hato, quien, en medio de la agresión estadounidense, ordena la evacuación de las instalaciones militares y la movilización para la resistencia. Por esa acción, inicialmente, el bombardeo contra las instalaciones militares panameñas no produce bajas de consideración, aunque sí se logra una considerable destrucción material.  "Chalo" moviliza al "Batallón Especial los Pumas" de Tocumen, creado para responsabilizarse de la operación del canal en el año 2000, y se reúne y coordina al personal de la Unidad Especial Anti-Terror (UESAT), ubicada en Panamá Viejo, que se encontraba al mando del capitán Garrido.

El resto del mando emergente,  había emplazado una unidad pequeña, fracción de las Fuerzas Especiales, con antitanques,  al área sur de uno de los puentes de Tocumen, en la carretera hacia el Aeropuerto Internacional, cuando se inicia el bombardeo del Ejército estadounidense. Allí, en Tocumen, se realiza el primer choque entre las tropas yanquis y "Los Pumas" de Tocumen, apoyados por comandos especiales, miembros de los Batallones de la Dignidad y voluntarios civiles. Los panameños enfrentan el desembarco de paracaidistas de la 82 División del Ejército estadounidense con armas antiaéreas y ametralladoras 12.5. 

Ante la resistencia de los combatientes panameños, el Ejército estadounidense desplaza su asalto de paracaidistas hacia el norte; y concentran allí sus fuerzas. Después de ese primer enfrentamiento, un conjunto de combatientes se desplaza al área de Panamá Viejo, al Cuartel de la Unidad Especial Anti-Terror (UESAT), al mando del capitán Garrido, quien había abandonado el Cuartel para iniciar la resistencia, mediante una defensa móvil con ametralladoras antiaéreas de tiro horizontal, orientadas hacia la costa. Garrido y los comandos a su cargo enfrentaron el desembarco y el ataque de los helicópteros Black Hawk que tenían funciones similares a las de Vietnam. La resistencia y los combates se extienden durante toda la noche e impiden que el Ejército estadounidense avance.  Esa noche atacan con fuego masivo y, simultáneamente, en algunos puntos. Los aviones ejecutan una acción de bombardeo aéreo en apoyo de un desembarco anfibio de paracaidistas. El fuego aéreo masivo les sirve de escudo ante el ataque de los  panameños.

A lo largo de la madrugada, el Ejército estadounidense mantuvo el fuego aéreo y extendió el tiempo del desembarco anfibio, que se estaba empantanando ante la resistencia que la UESAT hace desde la costa. Es decir, el desembarco se complementa con el fuego aéreo y el apoyo de los helicópteros Cobra y Black Hawk: como no se pueden tomar el lugar, deciden destruirlo. Los combates fueron encarnizados y las fuerzas anfibias estadounidenses no habrían podido culminar con éxito el desembarco, sin el aplastante apoyo del fuego aéreo de los helicópteros. 

Paitilla

El día 20 en horas de la noche, los comandos-especiales- panameños, emplazaron francotiradores en el Aeropuerto de Paitilla en apoyo a las unidades que defendían los hangares militares. En Paitilla se logró frenar el avance de las unidades SEALS (sea, air, land), que estaban desembarcando en forma de anfibios. En el primer contacto, los panameños le causan 18 bajas entre muertos y heridos al Ejército estadounidense. Además se logra neutralizar un helicóptero. Esto hace que se detenga el desembarco y el ataque terrestre e inicie el bombardeo masivo en el área del cuartel de Paitilla. Al final, para  tomarse el lugar, fue necesario que intervinieran en ayuda de la Fuerza Especial SEAL, Helicópteros Apache que obligaron, con un incesante fuego aéreo y superioridad numérica, a los comandos que sobreviven el ataque, a replegarse y abandonar el área, para desarrollar operaciones planificadas en el área de la Embajada estadounidense y otras áreas de la Ciudad de Panamá.  

Avenida Balboa

En Balboa, alrededor de las 3 de la mañana, un comando panameño de seis hombres, con un RPG-18 y un RPG-7, atacan con armas automáticas y armas antitanques las instalaciones de la Embajada estadounidense, ubicada en la Avenida Balboa y que era defendida por un pelotón de 30 a 50 Marines, apoyados por blindados  y  unidades de la Policía Militar.  Cuando el comando ataca, con armas automáticas,  las instalaciones de la Embajada de los Estados Unidos, los miembros del Ejército estadounidense ofrecen resistencia, pero no logran evitar que sean alcanzados e incendiados los Blindados.  El ataque del comando panameño provoca que las unidades estadounidenses se replieguen hacia la costa, y le dejen el trabajo y la confrontación a las unidades aéreas y el fuego aéreo masivo. Esto evita el contacto directo entre las unidades del Ejército estadounidense y el comando panameño, que había causado un número indeterminado de bajas, por lo que se decide el repliegue, en contra de la voluntad de algunos de las unidades que querían interrumpir el ataque y tomarse la Embajada. El Comando panameño se moviliza entonces hacia al sector de Santa Ana y Calidonia, en camino al Cuartel Central, para apoyar a otros combatientes en el Barrio de El Chorrillo.

Pero también, el día 20 de diciembre, el comando, recoge a seis chiquitas que querían combatir pero no tenían armas. Por lo que se les proporcionan armas y se les enseña su manejo. Así aprendieron a utilizar hasta una RPG-7. Estas chiquitas se exponían en serio, decían que no querían que cuando sus hijos crecieran dijeran "nos invadieron y mataron y mi mamá se quedó como si nada". De las seis sólo quedaron con vida dos, las otras cuatro murieron en combate.

Muchachas y muchachos con una mentalidad de desprecio total por la vida. A cambio de defender a su Patria hacían cosas que iban más allá de las órdenes que recibían, como ocurrió con "Hormiga", un muchacho a quien apodaron así, porque era muy trabajador.

"Hormiga" apostado,  por órdenes del jefe del comando, en la azotea de un edificio de cuatro pisos, frente a la Avenida Balboa, donde está la Bahía de Panamá  [cerca de la Embajada estadounidense], esperaba el paso de un blindado que hacía un recorrido desde Punta Paitilla a la Embajada estadounidense, mientras otro miembro del comando preparaba la bicicleta en la que debía huir tras atacar el blindado.  Pero antes del paso del blindado se escuchó el ruido de un helicóptero acercarse por la Bahía de Panamá e inmediatamente después un cohetazo de RPG-7 y el estruendo del impacto de la nave cayendo ahí mismo, pegado al malecón de la Avenida Balboa. El muchacho se tira y cae prácticamente al lado mío.  Le digo: "¡Coño!, no esperaste al  blindado".  "Jefe", me responde, "ese helicóptero me pasó enfrente y no iba a perder la oportunidad de tirarlo esperando a un blindado".  Entonces se escucha el fuerte enfrentamiento por parte de los Macho de Monte y los bombardeos estadounidenses. Era un enfrentamiento desigual, entre armas ligeras y livianas contra helicópteros y aviones que lanzaban bombas de 200 libras.

Al amanecer se hizo un primer balance, donde se estableció que el Ejército estadounidense hizo un anillo en forma de ocho alrededor de la Ciudad de Panamá, pero todavía no había avanzado más allá de Tocumen. Ante eso, se tomó la decisión de moverse poco y mantener las posiciones durante el día, para tratar de atacar el perímetro del cerco y abrir una brecha para desplazarse hacia las afueras de la Ciudad de Panamá y continuar la resistencia.

Durante el día, establecimos la manera de desplazarnos en bicicleta, a pie, mezclados entre los que estaban saqueando la Ciudad de Panamá, para visualizar el perímetro estadounidense y los objetivos que serían atacados durante la noche. Fue así que en horas de la noche del 20 de diciembre atacamos Quarry Heights, el Cuartel Central del Comando Sur de los Estados Unidos.

Ese día, alrededor de las 2 de la tarde, Chalo González con unidades de los Macho de Monte, ataca el perímetro más avanzado de tierra del Ejército estadounidense, que estaba ubicado cerca de la Universidad de Panamá, en la Avenida Nacional. Ahí se destruyeron dos blindados estadounidenses. Y por la noche se hace un ataque al Cuartel Central panameño que estaba tomado por los yanquis. Este ataque se ejecuta más por enojo que por una cuestión militar.

Las unidades del comando especial expresaron un enojo al enterarse, por medio de un médico que comandaba las unidades de rescate de heridos, que el Ejército estadounidense disparaba contra las ambulancias panameñas que trataban de recoger los heridos agonizantes, entre los que había población civil inocente del  Barrio de El Chorrillo. Es entonces cuando se decide contratacar con  treinta hombres al Cuartel Central y los blindados que el Ejército estadounidense había metido al cuartel. 

Quarry Heigths

La noche del 20 de diciembre, desde el patio del Instituto Nacional, hicimos un segundo ataque con fuego de mortero de 82 milímetros y RPG-7, al área de Quarry Heigths. En el operativo sólo participaron ocho hombres. El ataque no fue difícil, porque en esta área existía una casa seguridad, un depósito, con armamentos que pertenecían a las Fuerzas Especiales con mandos clandestinos. El armamento se encontraba en un sitio ubicado detrás del Ancon Inn, ubicado en la Avenida de los Mártires. Allí se recogieron los tiros, la munición y los tubos. Existían casas y depósitos similares en distintas partes de la Ciudad de Panamá, con miras a enfrentar una situación como la que estábamos viviendo.

Luego, entre la Pizzería Napoli, que se encuentra a un costado del Ancon Inn y desde el patio del Instituto Nacional, se bombardeó Quarry Heights. El bombardeo fue exitoso porque se hizo con mucha precisión: anteriormente se había hecho el estudio y el trabajo de reglaje, por lo que hubo tiempo hasta de hacer las correcciones luego de los dos primeros disparos, que son los previos para ubicar el blanco. Se colocó una de las unidades de observación más avanzada en uno de los edificios más cercanos al blanco, en el Barrio de El Chorrillo.

Esta unidad del comando, hacía las veces de corrector de tiro: veía el impacto y hacía las correcciones.  Después de los dos primeros disparos, el resto de los seis proyectiles cayeron con mucha precisión sobre las instalaciones.

Claro, era un ataque simbólico al corazón del enemigo, porque en realidad el Ejército estadounidense tenía un sistema subterráneo, así que el Comando estaba dentro del Cerro Ancón. El daño que se hizo fue mas bien a las instalaciones de superficie, pero era una de las respuestas a la violación que los estadounidenses estaban haciendo en Panamá de los Tratados de Ginebra y en contra de las víctimas y heridos panameños.  En su contrataque, el Ejército estadounidense arrasó el Barrio de El Chorrillo con una acción de fuego coheteril masivo desde helicópteros Cobra y Black Hawk. Las unidades aéreas bombardearon toda el área. El ataque aéreo produjo el incendio del populoso Barrio de El Chorrillo: tampoco, entonces, el Ejército estadounidense permitió el paso de las ambulancias a recoger heridos y muertos. 


"Interviú" entrevista en exclusiva a Gaitán

Asunción Eliécer Gaitán Ríos: no defendí a un individuo ni una idea, sino a un país y su soberanía (...) Estoy preparado para lo peor y nunca me entregaré a un país ocupado.

Al despedirnos le dije: "Me gusta volver a verlo frío y seguro". El me dijo:"Has sido leal más de lo que se podía decir de ti". Me preguntó que pensaba hacer y me aconsejó que me cuidara". Esta fue la última conversacion mantenida entre el General Noriega antes de entregarse a las tropas invasoras, el pasado 3 de enero, y su jefe de seguridad personal, el capitán Asunción Eliécer Gaitán Ríos. Ambos pasaron los diez días más amargos de sus vidas, asilados en la Nunciatura de Panamá, popularmente conocida como "Pensión Laboa", por las muchas veces que allí se dio refugio a políticos de todos los colores.

Noriega se entregó a las tropas norteamericanas que invadieron Panamá el pasado 20 de diciembre de 1989, pero el capitán Gaitán, 32 años, es el único refugiado que queda en la Nunciatura, ya abandonada también por los etarras, planteando un problema diplomático de difícil solución. El Gobierno de Endara acusa a Gaitán de haber participado en la matanza de los militares que el 3 de octubre de 1989 se levantaron contra Noriega y que fueron ejecutados después de haberse rendido.

Los norteamericanos quieren a Gaitán para interrogarlo, por suponerle muy informado, pero el Nuncio Laboa le da asilo político, acogiéndose al artículo treinta y cuatro de la Constitución panameña, que exime de responsabilidad a los militares que cumplen órdenes.

En Panamá se dice, además, que el Nuncio le está pagando a Gaitán, el único con quien hablaba Noriega en sus días de refugiado político, la colaboración y el papel negociador que jugó en aquellos difíciles momentos. El gobierno español aceptaría acoger a Gaitán siempre y cuando el gobierno panameño le conceda el visado de salida del país. Así las cosas, Gaitán, un hombre preparado para la acción, pasa sus días en la apacible vida de la Nunciatura, vigilada por la policía panameña, y recibe periódicas visitas del actual jefe de la Seguridad Eduardo Herrera, para convencerlo a él y al Nuncio, de que se entregue a los panameños o a los norteamericanos.

Formado militarmente en Argentina, donde recibió un duro entrenamiento que le permite dormir dos horas diarias, Gaitán fue llamado en el año de 1987 para hacerse cargo de la seguridad personal de Noriega.  "No sé por qué me buscaron a mí, porque yo era totalmente desconocido, aunque bien entrenado y experto en explosivos. Desde entonces yo estudiaba todos los días como podía matar y secuestrar a Noriega, anteponiendo a la guerra de las galaxias, que se supone nos aplicarían los norteamericanos en caso de atentado, lo que yo llamo guerra de cavernas. Es decir, cuando no eres fuerte  en tecnología, tienes que recurrir a la malicia y el engaño".

El nombramiento de Gaitán coincide con el comienzo de los problemas serios para Noriega; los norteamericanos le acusan de narcotraficante, mientras le crece una oposición organizada bajo el nombre de Cruzada Civilista.

Una Guerra desigual

Norteamericanos y panameños se mueren de curiosidad por saber qué hizo y dónde estuvo Noriega desde la noche del 19 de diciembre, cuando las tropas yanquis entran en la ciudad, hasta las doce del mediodía del 24, cuando el general Noriega se refugia en la Nunciatura, de la que ya no saldrá sino para entregarse a los militares estadounidenses. Se dijo que se había escondido en casa de su vieja nodriza y que pasó varias horas con una prostituta. Su jefe de Seguridad lo cuenta así:  

"El día 19 estuve con él hasta las diez de la noche en su casa del barrio de Omar en el Recuerdo. De allí me fui a una reunión para prepararnos para la invasión que sabíamos sería esa noche, aunque no a qué hora. A las once de la noche escuché por la radio la clave que avisaba que había movimiento y empezamos la evacuación. La esposa y las hijas del general no habían querido abandonar el país y las llevamos a una zona más segura cerca del aeropuerto, hasta que al día siguiente se refugiaron en la embajada de Cuba. Noriega se detuvo en el hotel Seremi unos minutos para cambiar de coche, y después se dirigió hacia un puesto de mando subterráneo en Chepo, camino a Darién. Yo iba en otro coche y, cerca del Aeropuerto, mis seis hombres  y yo estuvimos nuestro primer enfrentamiento con paracaidistas norteamericanos. Noriega estaba a muy pocos metros, pero no se dieron cuenta. Allí en la rotonda próxima al aeropuerto, murieron muchos norteamericanos y, desde ese momento,  cerramos las comunicaciones  con radio, porque ellos tenían unas posibilidades del cien por cien de localizarnos. La suya fue una guerra tecnológica. Nosotros atacábamos, pero ellos contraatacaban de forma brutal. Fue una guerra desigual, en la que nosotros pagábamos un alto precio en vidas. Rodearon la ciudad e iban cercándola con anillos de refresco. Nos vencieron porque nuestros militares del resto del país no eran fuertes ideológicamente y no vinieron a romper el cerco. Los norteamericanos lo sabían y por eso adelantaron la invasión, porque Noriega también sabía que tenía que reemplazar a aquellos mandos por otros más ideologizados. Como no pudo llegar a Chepo se fue al cuartel de San Miguelito, en donde estuvo desde las dos de la madrugada hasta las cinco".

"Yo le pedí al general combatir con los comandos y desde ese momento lo perdí de vista. Nos comunicábamos por mensajeros. El llamaba a uno por  teléfono y dejaba el mensaje que me daban cuando yo llamaba al mismo teléfono. Desde ese día estuvo en distintas casas de seguridad, acompañado de su escolta, pero ni yo mismo sabía dónde. No volvía a verlo hasta el día 24, en que me ordenan recogerlo en Juan Díaz, en la carretera que va hacia Tocumen. El traslado desde la casa de seguridad en la que estaba hasta la Nunciatura, lo hicimos de día seis personas, no todas militares, vestido de civil y con una patrulla norteamericana a unos cincuenta metros. Estaba peinando la zona, casa por casa, y supongo que debieron tardar diez minutos en llegar a la que acababa de abandonar el general". 

Presiones y amenazas

Y, estando en la Nunciatura, vinieron las presiones de unos  y otros. Y las amenazas: "Cuando llegamos a la Nunciatura había por lo menos veinte refugiados, entre ellos los etarras a los que yo conocía por haber hablado en el época que Noriega pensó darle categoría de refugiados. Aquellos diez días, el Nuncio estuvo sometido a mucha presión. Los gringos pusieron sus equipos psicológicos a trabajar y cada día le planteaban una situación nueva. Le dije que no me considerara un obstáculo para tomar una decisión y nunca influí. No me explicó por qué decidió entregarse a los norteamericanos, pero creo que le influyó el mensaje de sus abogados dándole esperanzas de que saldría bien en el juicio. Yo no aplaudo ni condeno su decisión y me reservo mi opinión por honor militar. Mi trabajo fue militar y patriota, y sería miserable por mi parte juzgar a Noriega por tomar la decisión de vivir. En este país todo el mundo tiene "cola de paja",  es decir, algo de qué puede ser acusado. Aquí ni los gringos pueden controlar cómo la cerveza sale de su Zona del Canal para ser vendida de contrabando. Noriega vivió una época de  vacas gordas en el país y seguro que hubo cosas de las  que acusarlo, pero creo que también muchas de ellas son motivadas por intereses políticos".

El argumento más utilizado por los panameños para justificar la invasión yanqui es que todos los demás intentos fracasaron y no había manera de deshacerse de Noriega. Gaitán no está de acuerdo:

"La situación tenía que cambiar con urgencia, pero no se podía aceptar la imposición norteamericana. Aquí no hubo lucha política. A Somoza, a Marcos, A Pinochet los tumbaron luchando, pero aquí los de la Cruzada Civilista sólo hacen política de lunes a viernes. Ellos no tuvieron ni un muerto y los panameños que murieron en la invasión no fueron de la oligarquía ni de la burguesía. Ellos celebran la recuperación del poder político que habían perdido con Torrijos, no la invasión. Es falso que no hubiera otra forma de derrocar a Noriega. Lo que ocurre es que ellos sólo querían lo fácil, conspirar los fines de semana en Playa Coronado. Casi todos estudiaron en Estados Unidos y desconocen la historia de su país, no saben que la historia se repite y que esto lo van a pagar algún día".

Hijo y nieto de militares, anticomunista y nacionalista convencido, Gaitán dice que su comportamiento es una cuestión de honor militar y de coherencia política. "Estoy preparado para lo peor y nunca me entregaré a un país ocupado. Yo no defendí a un individuo ni una idea, sino a un país y su soberanía. Defender ahora a Noriega, está fuera de lugar, porque la situación es otra. Los de la Cruzada Civilista se declaran antimilitaristas y aceptan que un ejército extranjero patrulle en las calles con armas.  Lo que ocurrió el 3 de octubre es un hecho penado por leyes militares. Hubo un levantamiento pagado por los norteamericanos, como se demostró después, y si no actuaron ese día fue porque los traidores se le adelantaron al creerse descubiertos, y los cogieron desprevenidos. Hubo enfrentamiento y muertos ejecutados por orden del mando militar que dió orden sumaria".

"Cumplíamos una orden de unas Fuerzas Armadas legalmente constituidas, y no fue un delito común. No niego mi participación en aquellos hechos, pero el responsable es quien da la orden y eso lo deja claro el artículo 34 de la Constitución panameña."

Gaitán se levanta todos días a las cinco y media de la mañana. "Desde que se fue Noriega, duermo seis horas". Hace gimnasia. Asiste a misa. Reza el rosario. Estudia italiano. Escribe, "para no olvidarme de todo lo que viví y sé". Colabora en las tareas domésticas de la nunciatura cocinando un riquísimo "Guachito de Guandú". Para no perder el ánimo, apenas escucha panameñas. E insiste: "Prefiero morirme a entregarme a los invasores. Estoy tranquilo porque sé lo que tengo que hacer. Mi plan es irme a España o morir, nunca entregarme". Y termina: "Si voy a España, seré bueno. Me dedicaré a estudiar filosofía y política".

El capitán panameño Asunción Eliécer Gaitán Ríos, jefe de le Seguridad personal  Noriega, cuenta en exclusiva a Interviu, desde su asilo en la Nunciatura del Vaticano en la capital centroamericana, los pormenores de la actividad del derrocado dirigente durante la invasión militar norteamericana y los diez días que pasaron juntos en la embajada vaticana hasta que el general decidió entregarse.



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miércoles, 27 de febrero de 2019

Coto: la guerra que Panamá perdió ganando


Coto: la guerra que Panamá perdió ganando
Por: Mónica Guardia
domingo 13 de marzo de 2016

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Los panameños dominaron ampliamente los combates, lograron tomar y defender la plaza de Coto de la invasión tica.
 ‘Las armas panameñas obtienen la 4ta victoria', anunciaba a grandes titulares La Estrella de Panamá en su edición del 4 de marzo de 1921.
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No habían transcurrido diez días de la intempestiva invasión de las tropas costarricenses a Pueblo Nuevo Coto, un villorrio ubicado en el área gris de la frontera entre ambos países; cuando los panameños, pese a su reducido número y pobres armamentos, lograban dominar ampliamente.

Hasta ese 4 de marzo, el balance para el istmo de la incipiente guerra era de tres lanchas capturadas, más de cien prisioneros y un armamento de primera que se usaría en reemplazo de los viejos y oxidados rifles, casi inservibles, que había escondido entre cajas el presidente Belisario Porras en la Presidencia durante cinco años.

Los panameños estaban entusiasmados por la nueva experiencia de guerra y se ufanaban de sus triunfos militares. En los periódicos aparecían felicitaciones de todos los sectores del país, ya dirigidas al presidente o al general Manuel Quintero. Igualmente, continuaban los ofrecimientos solidarios de todo tipo.

‘Médicos extranjeros ofrecen sus servicios al país', decía un titular de las páginas interiores de ‘La Decana', el 2 de marzo.

‘Los Westindianos están listos a prestar su ayuda en defensa de Panamá', se leía en otra página del diario.

‘El bello sexo se inscribe'. ‘Bello gesto del profesor Newman'. ‘Costa Rica se ha metido en camisa de once varas', decía el diario, reflejando la tónica que imperaba en el suelo patrio.

Asimismo, diariamente aparecían las listas de los ciudadanos que apoyaban el ‘bono de guerra' de $500 mil, emitido por el gobierno de Porras para sufragar los costos del enfrentamiento.

LOS TRIUNFOS

La acumulación de triunfos panameños había empezado el 27 de febrero, cuando, al mando del capitán Tomás Armuelles y del coronel Laureano Gasca, un grupo de policías istmeños había logrado tomarse la plaza de Coto fácilmente y sin derramamiento de sangre, gracias a la insensatez y mala suerte del coronel tico Héctor Zúñiga Mora.

Tan solo reemplazar la bandera costarricense con su enseña tricolor, los panameños empezaron a movilizarse para asegurar la defensa del villorrio, al que los ticos solo podían acceder navegando desde la desembocadura del Río Coto, en el golfo Dulce.

Pocas horas después de entrar en contacto con los prisioneros, los vigilantes se dieron cuenta de que había un patrón de conducta: la mayoría consultaba cada cierto tiempo su reloj.

¡Elemental! El coronel Laureano Gasca y sus trece voluntarios de Bugaba, a cargo de los prisioneros, dedujeron que estarían esperando refuerzos.

La corazonada demostró ser correcta, cuando, esa misma tarde, a las cinco y media, empezó a escucharse el ruido lejano de una lancha que navegaba río arriba hacia el poblado.

De inmediato, los panameños ocuparon sus puestos. Algunos de los hombres se colocaron a la orilla del río, detrás de unos cocoteros. Otros, detrás de las trincheras.

La lancha se fue acercando con algunos de los ticos en la cubierta, totalmente ajenos a que el sitio había sido retomado esa mañana.

‘Viva Costa Rica'. ‘Muera Panamá', gritaban eufóricos.

Ya a pocos metros del muelle, al toque de una corneta, empezó el tiroteo, que cogió a los ticos desprevenidos.

Algunos de ellos intentaron lanzarse de la lancha y nadar a tierra, pero el fuego se intensificó. El combate duró una hora. La cubierta era un charco de sangre. El piloto trató de escapar, dando vuelta a la lancha, pero, al seguir hacia abajo, encalló en un banco de arena.

Cinco costarricenses murieron; 9 fueron heridos y 30 tomados prisioneros.

Además, se capturaron 28 rifles Mauser con 200 tiros en cada salveque, 3 cajas de municiones y una ametralladora inglesa marca Maxim, completamente nueva.

Ya las fuerzas de Coto no necesitaban nuevos armamentos. ‘Venceremos al invasor con sus propias armas', decía un entusiasta titular de primera plana de La Estrella de Panamá el jueves 3 marzo.

Los heridos fueron conducidos a uno de los ranchos del caserío. Los muertos fueron dejados sobre el césped y cubiertos piadosamente con hojas de plátano para después ser sepultados, según el relato de los hechos del abogado panameño, especialista en la Guerra de Coto, Carlos Cuestas.

AL DÍA SIGUIENTE

El 1 de marzo, quedaban solo 48 panameños en el poblado, el resto abordaba uno de los trofeos de guerra, la ahora lancha panameña rebautizada como Patria (ex lancha tica La Sultana), hacia Rabo de Puerco, a llevar a los prisioneros ticos al cuidado del mayor Alfredo Alemán, a cargo de esa plaza.

Esa misma mañana los que permanecieron en Coto se llevarían una nueva sorpresa: otra embarcación se aproximaba.

Se trataba esta vez de La Estrella, que transportaba a un batallón de refuerzos ticos, cien hombres que, al igual que el contingente anterior, desconocía el destino de La Sultana y de la plaza.

Al igual que la vez anterior, los panameños dejaron acercarse la nave de motor hasta el muelle. Nuevamente, los ticos empezaron a dar vivas a su patria.

En esta ocasión, el combate duró hora y media, y murieron 24 ticos más 12 heridos, entre ellos el capitán de la nave y el maquinista. Fueron capturados 64 individuos, entre oficiales y tropas, además de 98 rifles Mauser con buena dotación, y la lancha, de 60 toneladas.

Panamá, que previamente no disponía de ninguna embarcación para los combates o el transporte de sus fuerzas, ahora ya tenía dos.

En un reporte posterior, un contingente de refuerzos que llegaría poco después, daría una descripción desoladora del panorama encontrado en el villorrio: los muertos estaban colocados unos encima de otros cerca del muelle, mientras los heridos y prisioneros eran custodiados por los soldados panameños armados, relata Cuestas en su libro.

Los costarricenses comenzaban a enterrar a sus compañeros de armas en una fosa común. Había varios heridos de gravedad que no habían recibido tratamiento médico ni medicinas.

LA TERCERA LANCHA

Esa misma noche, las tropas de Vásquez, todavía cansadas por el recorrido a pie y a caballo por las montañas, se disponían a preparar sus alimentos (carne de res sancochada en latas de cinco galones), cuando oyeron el ruido de otra lancha que se aceraba por el río.

Los oficiales ordenaron apagar los fogones, tomar posiciones y esperar la orden de fuego.

Era La Esperanza, una tercera embarcación tica, con provisiones y 56 soldados.

Como en las dos ocasiones anteriores, la tripulación desconocía el avance de los acontecimientos y, mientras se acercaba al muelle, un fonógrafo en cubierta tocaba las notas del himno nacional de Costa Rica.

Así los sorprendió el tiroteo, que dejó 16 muertos, numerosos heridos y 46 prisioneros.

Ese sería el último combate entre las fuerzas panameñas y las costarricenses.

Aunque en los días posteriores, llevados por el entusiasmo, muchos más panameños, provenientes de todo el país, llegarían a Rabo de Puerco para apoyar las fuerzas patrióticas, se encontrarían con que la contienda había terminado, al menos en ese lado de la frontera.

Al conocer que les sería imposible retomar Coto, los costarricenses habían decidido avanzar por la costa atlántica, en la región de Bocas del Toro.

Así, el 4 de marzo de 1921, más de dos mil soldados ticos dotados de cañones y ametralladoras cruzaban la línea fronteriza del puente ferroviario de Guabito sobre el río Sixaola, Almirante y Changuinola.

Los panameños de esa área, superados en número y sin recibir refuerzos ni armamento, no tuvieron más opción que replegarse.

Sin embargo, ya para entonces los gobiernos de ambos países habían decidido que la guerra no era la mejor opción para dirimir sus diferencias.

El mismo presidente Porras había dado a conocer a través de las páginas de La Estrella de Panamá que ‘después de calma consideración yo he decidido que esta controversia sería mejor dirimida en una negociación diplomática. La idea de que dos países vecinos entren en guerra por un territorio no poblado del tamaño de un condado de Estados Unidos es repugnante para mí'.

Pero es preciso decir que los ‘dos países vecinos' contaban ahora con un árbitro, que, ejerciendo su rol de potencia mundial, los comandaba a buscar la paz.

El mismo 4 de marzo, en la bahía de Charco Azul, en Chiriquí, apareció el acorazado Pennsylvania con órdenes de proteger a los ciudadanos e intereses estadounidenses en la zona (léase futuros negocios del banano). Lo mismo haría el crucero Sacramento, en la costa atlántica, el 5 de marzo.

Estados Unidos exigía a ambos países el cese de hostilidades y el retiro de las fuerzas beligerantes. Sin más opciones, los hombres de ambos mandos abandonaron sus posiciones.

Panamá sería obligada a aceptar el fallo emitido por el juez Edward White, presidente de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, y amigo personal del recién instalado (4 de marzo de 1921) presidente estadounidense Warren Harding.

Ni los panameños ni los ticos quedarían satisfechos con el resultado. Los problemas limítrofes solo fueron superados definitivamente en 1941, con el tratado Arias-Calderón.

En los panameños, sin embargo, quedó el orgullo de haber dominado en el campo de batalla, satisfacción ensombrecida por un terrible accidente que sufriría el capitán Tomás Armuelles, héroe de la guerra, al dirigirse a la capital a recibir honores por sus logros de guerra.

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miércoles, 20 de febrero de 2019

Belisario Porras: breve historia de su grandeza


1856-1942

BELISARIO PORRAS, Breve historia de su grandeza

"CALENDARIO PRESIDENCIAL.
HOY LE FALTAN AL DOCTOR BELISARIO PORRAS
448 DÍAS PARA QUE TERMINE EL DESASTRE DE SU ADMINISTRACIÓN, QUE PESA COMO UNA LÁMINA DE PLOMO SOBRE EL SUFRIDO PUEBLO PANAMEÑO......"
Este fue el titular de la Primera plana de La Estrella de Panamá del 9 de junio de 1915


Así se leía TODOS LOS DÍAS, un comunicado ofensivo, que había empezado a publicarse varias semanas atrás y que; desde ese día 9 de junio de 1915 en adelante, comenzó a publicarse en mayúscula cerrada en primera plana de La Estrella de Panamá, por un periodista en contra del Presidente Belisario Porras, restando cada día lo que le faltaba para que acabara su presidencia... y lo hizo hasta el 1 de octubre de 1916...


El periodista cada vez más agresivo, publicaba nuevas censuras en contra de la administración Porras de supuestos despilfarro de los fondos públicos en obras que él denominaba "ELENFANTES BLANCOS", le llamaba el enemigo asolapado del gobierno de los Estados Unidos de América, le acusaba de realizar inversiones de proyectos de fantasía como lo eran, según él los Archivos Nacionales, el Registro Civil, el Registro Público, Escuelas INNECESARIAS, acueductos en comunidades donde vivían "4 gatos", en fin... Eran obras que según sus publicaciones solo alimentaban la MEGALOMANÍA CRÓNICA del Dr. Porras...

Se llegó el 1 de octubre de 1916... El Tableño Belisario Porras Barahona termina su primer mandato. *PERO..., EN 1918 OTRA VEZ ES REELEGIDO...!!*


Esta vez, ese mismo periodista hizo levantar una atmósfera muy pesada para todo el pueblo panameño... Insinuó que Porras era el responsable de la muerte del Presidente Ramón Maximiliano Valdés... Lo acusó de envenenador, de peculado, de llenarse los bolsillos, de nepotismo y hasta de tener el GOBIERNO LLENO DE BOTELLAS... A tal punto que para los carnavales sus enemigos mandaron a confeccionar un carro alegórico en forma de botella... Y hasta terminaron enviando un sobre a la Casa Presidencial... Con "Detritus humanos" (Caca)... Meses después...


Un día doña Elvia Mójica, secretaria privada del Presidente Porras, le toca la puerta de su despacho y le dice: "Señor Presidente, lo busca EL SEÑOR VICTORIA..."
A lo que Porras pregunta: "¿Que señor Victoria?"
Su secretaria le responde: "EL PERIODISTA..."
Belisario Porras pega un brinco en su silla y dice:
-"!!!!!!!Pero que cinismoooo...
-¿Quién le permitió subir hasta aquí???
-No se cansó de calumniarme, ofenderme, empequeñecerme.... mi hogar, mis hijos, mi esposa, mi conducta, mi honradez, mi...., mi...., mi...., en fin me calumnió y me injurió en cada aspecto de mi vida pública y privada.
-Pero HÁGALO PASAR POR FAVOR ¡INMEDIATAMENTE!"

Luego aparece un hombre muy cabizbajo, con un sombrero en la mano... Porras desde su escritorio lo mira por unos segundos entre sus gafas, levantó su cabeza y con un gesto amistoso lo invitó a sentarse:
-ADELANTE ésta es su casa y la de todos los panameños...!!

El periodista comenzó hablar con un tono de voz y una apariencia notablemente arrepentido y le contó que su visita se debía a que necesitaba trabajo porque hace meses no encontraba... Y que él y su familia estaban pasando muchos paramos, no tenían dinero ni para comer y no podían pagar sus obligaciones...

Entonces, el Presidente Porras tocó un timbre -que al oírlo- apareció su secretaria, Porras le dijo:
-"Señorita Elvia por favor haga un nuevo decreto de nombramiento, para nombrar director de la Escuela Normal de Institutoras a mi estimado Nicolás Victoria Jaén... con todo el derecho que a él le corresponde *como un hijo más de nuestra madre patria..."*

Pasado el tiempo... Un amigo del periodista se lo encuentra en la calle y le pregunta: "Oiga compadre ya no he visto más sus cuartillas ofensivas en la prensa..." a lo que el periodista le respondió: "Compadre es de mala educación hablar con la boca llena..."

MIENTRAS TANTO EL PUEBLO PANAMEÑO VOLVIÓ A REELEGIR A BELISARIO PORRAS COMO SU PRESIDENTE!!!
*Anónimo*

P. D. A raíz de ese nombramiento de Director de la Escuela Normal de Señoritas, a Nicolás Victoria y Jaén le pusieron el mote de SEÑORITO. En el año 1921, el Presidente Belisario Porras Barahona lo volvió a emplear como Negociador del Tratado de Límites fronterizos con Colombia y perdimos la Región de Juradó, que nos daba acceso a la cabecera del Río Atrato y la Isla de Malpelo, en el Pacífico y ahora resulta que Colombia tiene límites marítimos con Costa Rica y nosotros hemos quedado encerrados. Nunca visitó es región fronteriza, de ahí su negligente negociación. Lisímaco López y López, cédula 7-58-649, telcel +507 6685 0525

YO:
Por eso es que no hay que darle cuartel a los traidores



jueves, 7 de febrero de 2019

Viet Nam, The Hollies: No es un peso, es mi hermano

Durante la guerra de Vietnam un fotógrafo captó a un niño cargando un pequeño en su espalda mientras huía de un bombardeo. Al preguntarle si no era mucho peso para poder huir, el le dijo: "no es un peso, es mi hermano".
De esa historia, nació esta increíble canción.
conjunto:
THE HOLLIES



martes, 5 de febrero de 2019

Venezuela, diez mentiras convertidas en matrices de opinión - Katu Arkonada


Diez mentiras sobre Venezuela convertidas en matrices de opinión

El 23 de enero de 2019 Venezuela entró en una nueva fase de un golpe que se inició el 11 de abril de 2002, se intensificó en 2013 tras la muerte del Comandante Chávez y recrudeció con la violencia opositora de las guarimbas en 2014 y 2017.
La guerra híbrida que vive Venezuela ha tenido en la desinformación y manipulación mediática una de sus principales armas de combate. Leemos y escuchamos mentiras que analistas que nunca han estado en Venezuela repiten tantas veces que se convierten en realidad para la opinión pública.
1.    Venezuela tiene dos presidentes: Nada más lejos de la realidad. La Constitución venezolana establece en su artículo 233 como falta absoluta del Presidente su muerte, renuncia, destitución decretada por el Tribunal Supremo de Justicia, incapacidad física o mental decretada por una junta médica, el abandono del cargo o la revocatoria popular de su mandato.
Guaidó no tiene ningún argumento Constitucional para autoproclamarse Presidente, pues no hay falta absoluta del jefe de Estado, que tomó juramento tal y como lo establece la Constitución en su artículo 231: el 10 de enero y ante el Tribunal Supremo de Justicia. Además, según esa misma Constitución, si hubiera falta absoluta del Presidente es la Vicepresidenta quien debe asumir la presidencia, y convocar a elecciones.
2.    Guaidó tiene el apoyo de la comunidad internacional: Más allá de la hipocresía de llamar comunidad internacional a Occidente, el 10 de enero en la toma de posesión de Maduro había representaciones diplomáticas de más de 80 países, desde Rusia a China, pasando por el Vaticano, la Liga Árabe y la Unión Africana. Esos países siguen manteniendo relaciones diplomáticas con el gobierno que encabeza Nicolás Maduro. Guaidó tiene el reconocimiento de los mismos países que el 10 de enero desconocían a Maduro: Estados Unidos y el Grupo de Lima (excepto México). Solo se han sumado Georgia (por su disputa territorial con Rusia), Australia e Israel.

3.    Guaidó es diferente a la oposición violenta: Guaidó es diputado por Voluntad Popular, partido político que ya desconoció las elecciones presidenciales de 2013 y cuyo líder, Leopoldo López, está condenado por ser autor intelectual de “La salida”, que impulsó las guarimbas de 2014, con un saldo de 43 muertos y cientos de personas heridas.

4.    La Asamblea Nacional es el único órgano legítimo: Tampoco es cierto. El artículo 348 de la Constitución venezolana autoriza al Presidente, en Consejo de Ministros, a convocar a una Asamblea Constituyente, y el artículo 349 define que los poderes constituidos (Asamblea Nacional) no podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea Constituyente. La decisión de convocar la Constituyente fue un acto de astucia del chavismo para sortear el bloqueo de la Asamblea Nacional que puede gustar o no, pero fue realizado con estricto apego a la Constitución.

5.    Maduro fue reelecto de manera fraudulenta, en unas elecciones sin oposición: Otra mentira que se repite como mantra. Las elecciones del 20 de mayo de 2018 fueron convocadas por el mismo Consejo Nacional Electoral (CNE) y utilizando el mismo sistema electoral con el que Guaidó llegó a ser diputado. Hubo tres candidatos de oposición que sacaron en conjunto el 33% de los votos y se siguieron las normas acordadas en la mesa de diálogo realizada en República Dominicana entre el gobierno venezolano y la oposición, con el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero de mediador, quien además posteriormente participó como observador en la elección presidencial.

6.    En Venezuela no hay democracia: Desde 1998 se han producido cinco elecciones presidenciales, cuatro parlamentarias, seis regionales, cuatro municipales, cuatro referéndum constitucionales y una consulta nacional. Suman 23 elecciones en 20 años. Todas con el mismo sistema electoral, considerado el más seguro del mundo por el expresidente estadounidense Jimmy Carter.

7.    En Venezuela hay una crisis humanitaria: Sin ninguna duda que en Venezuela hay ahora mismo una crisis económica, fruto de una guerra económica que comienza tras la muerte de Chávez, y se agrava tras las sanciones por parte del Congreso de los Estados Unidos (diciembre 2014), la orden ejecutiva de Barack Obama declarando a Venezuela peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos (marzo 2015), prorrogada y ampliada (agosto 2017) por Trump con sanciones que han impedido la compra de alimentos y medicamentos.
Esa crisis ha provocado una migración económica a la que se ha pretendido disfrazar de exilio político, algo que los datos desmienten (entre enero y agosto de 2018 la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado recibió 3 mil 500 solitudes de asilo de venezolanos, por un total de 6 mil 523 solicitudes de refugio de ciudadanos hondureños, casi el doble).
8.    En Venezuela se violan los Derechos Humanos: Analicemos las cifras de las guarimbas de 2017: 131 personas muertas, 13 de las cuales por disparos de las fuerzas de seguridad (hechos por los que hay 40 miembros detenidos y procesados); nueve efectivos de las diferentes policías y Guardia Nacional Bolivariana asesinados; cinco personas quemadas vivas o linchadas por la oposición. El resto de muertos en su mayoría lo fueron mientras manipulaban explosivos o intentaban saltarse barricadas de la oposición.

9.    En Venezuela no hay libertad de expresión: No hay más que ver las imágenes de Guaidó hablando ante decenas de micrófonos en plena vía pública, o dando entrevistas a medios internacionales un día sí y otro también para saber que esto no es cierto. En Venezuela, además, a diferencia de México, no asesinan o desaparecen a periodistas por hacer su trabajo.

10. La comunidad internacional está preocupada por el estado de la democracia en Venezuela: A la “comunidad internacional”, representada por Estados Unidos y el Grupo de Lima, no le preocupan los presos torturados en Guantánamo; no le preocupan los líderes sociales y defensores de Derechos Humanos que a diario son asesinados en Colombia; no le preocupan las caravanas de migrantes que huyen de la doctrina del shock neoliberal en Honduras; no le preocupan las relaciones de los hijos de Bolsonaro con las milicias paramilitares que asesinaron a Marielle Franco.
No, nadie juzga las graves violaciones de Derechos Humanos en esos países del Grupo de Lima y su aliado Estados Unidos. Lo que se esconde detrás de esa preocupación no se llama democracia, se llama petróleo, se llama oro, se llama coltán.
Además, ya no se preocupan en esconderlo, con el ex Director de la CIA, Mike Pompeo, hablándole por videoconferencia al Grupo de Lima, o nombrando como enviado especial para Venezuela a Elliott Abrams, veterano de la administración Reagan, impulsor de escuadrones de la muerte en El Salvador o de la contra en Nicaragua.
El conflicto, por tanto, es geopolítico y se disputa en dos escenarios, el de la diplomacia y el mediático, en una guerra híbrida que nos bombardea con tanta información que nos deja heridos de desinformación.
A estos dos escenarios se le suman dos variables para completar la ecuación, el congelamiento de activos económicos y la posible introducción de mercenarios en territorio venezolano, ecuación más similar a los conflictos bélicos en Medio Oriente que a la nueva generación de golpes suaves en América Latina, que utilizan la vía parlamentaria o judicial, como han escrito colegas como Marco Teruggi que están informando y haciendo análisis desde el terreno, desde las calles venezolanas.

Para despejar esta ecuación, además de la unidad cívico-militar que intentan resquebrajar en Venezuela, la propuesta de mediación de los gobiernos de México y Uruguay, secundada por el Papa Francisco, y esperemos por Naciones Unidas, se antoja la única vía posible para que este escenario no desemboque en más violencia y sufrimiento para el pueblo venezolano.
La paz de Venezuela, y de toda América Latina, depende de ello.

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sábado, 2 de febrero de 2019

Mentiras contra la paz, por Carola Chávez


Mentiras contra la paz

30.ENE.2019
POR CAROLA CHÁVEZ

El 10 de octubre de 1990, una muchachita de 15 años dio un testimonio espantoso ante la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de los Estados Unidos. Según contó la casi niña, bañada en lágrimas, ella misma había visto, con sus propios ojitos, cómo los soldados de Saddam Hussein saquearon el reten de un hospital con tanta maldad que sacaron a los bebés de las incubadoras y los dejaron morir tirados en el suelo. ¡Cómo no iba a conmocionarse el mundo con semejante imagen de la maldad frente a la más pura indefensión!

Iraq fue invadida, esa vez, por órdenes de George Bush. Muchos muertos después supo el mundo que el testimonio de la inocente quinceañera era falso; que Nariyah no era Nariyah, una muchachita cualquiera de Kuwait, sino que era la hija del embajador kuwaití, perrito en la alfombrita, en Washington. Que todo fue un invento, una puesta en escena coordinada por una agencia de relaciones públicas y una organización civil llamada ”Ciudadanos por una Kuwait libre”. Todo fue un show, todo menos la guerra que la mentira ayudó a fabricar.

Años después los mismos hacedores de mentiras le vendieron al mundo que Iraq era peligrosísimo, que tenía armas de destrucción masiva, que había que hacer algo antes de que lo hiciera Saddam contra nosotros. Los medios de comunicación se orquestaron en una campaña de difamación como nunca se había visto. Presidentes del mundo se prestaron para impulsar lo que luego se supo era otra mentira. José María Aznar, entonces presidente de España, clavó sus ojos puyudos en la pantalla de todas las teles como intentando mirar a cada español a los ojos, y así, fijando la vista de buitre dijo: “Créanme, Iraq tiene armas de destrucción masiva”. No había cómo creerle, pero si sale en la tele, si en todos los los telediario te lo confirman a cada minuto, pues, debe ser verdad, ¿no?

No. Los españoles entonces eran más listos que ahora y no se lo creyeron. Nadie podía creerle a un personaje tan funesto como José María Aznar. Marcharon millones de españoles por todas las ciudades con el grito de “No a la guerra” como consigna. En la democracia española la voz de los españoles no cuenta. Fue así como España se involucró en una guerra que se armó sobre una mentira y el resto de la historia ya la sabemos.

Después vino Libia, y otra vez las mentiras: una masacre en la Plaza Verde que ni fue masacre, ni fue en la plaza, sino en una replica escenográfica que se construyó en Qatar. Además de la masacre, el escándalo del Viagra como arma de guerra: El malvado Gadafi, decían los grandes medios todos, repartía Viagra a sus soldados para que salieran a violar mujeres y niñas. Otra vez los niños para tocar fibras de indignación y pánico. Sabemos también lo que pasó con Libia, así como sabemos que Barack Obama, el promotor del infierno que mando a desatar en Libia, se lavó la manos, diciendo, años más tarde, que aquello había sido un error. Listo, un error y todo el petróleo y las riquezas libias en sus bolsillos.

Y luego vino Siria, con la mismo método de la mentira orquestada, globalizada, con el silencio de la voz de los sirios. Miles de muertos, millones de desplazados, heridas tan profundas que la vida no alcanzará para curarlas. Los mismos de siempre alimentando la hoguera de la falsedad, cantantes, actores de cine y de tele, estrellas pop respaldando la mentira a cambio de prórrogas en sus contratos. La mentira tan gastada que ya no es creíble. Sociedades tan gastadas que ya no les importa que les mientan y se las creen.

Ahora el show es Venezuela: “Maduro“ es una palabra de uso cotidiano en países que no saben ubicar al nuestro en el mapa. Maduro es malo, es un dictador, repitan conmigo… y repiten. Es más fácil así. En nada los afecta, o eso creen los muy tontos repetidores.

Y como el cuento de Nariyah, como el Viagra de Gadaffi, hoy lanzan, los niños secuestrados de Maduro. Cientos de niños, algunos con cáncer y todo, porque la maldad de Maduro de para eso y más, son secuestrados por el “régimen” para reclutarlos o para llevarlos a los cuarteles, no está muy claro, lo único claro es que son niños y están siendo secuestrados. Que lo sepa el mundo. Conviértelo en tendencia tuitera. Vamos Luz Mely que tú puedes darla oscuridad a este asunto.

Luz Mely Reyes, nuestra Nariyah autóctona, usando su nombre propio y su medio digital financiado desde los EEUU, se sube a la campaña de la atroz mentira que sirva para justificar cualquier atrocidad. Ella se presta para tender la alfombra de indignidad por donde espera ansiosa que marchen los Marines para pisotear nuestra tierra.

Ella, enferma de endorracismo, se cuadra con los mismos locos que hace dos años casi le linchan a su hijo en una guarimba porque el chamo es negro. Ella, que cree que sirviendo al amo blanco se blanquea se esmera el ayudar a abrir la puerta de un infierno del que no se va a salvar.

Y así están las mentiras, así está nuestra Nariyah criolla, que cree que a ella no le alcanzaría el infierno que invoca. Pero se olvida de que no es hija de un embajador millonario, sino una mujer con cara de pueblo, que se niega a verse en un espejo.

Por ella, por su hijo casi linchado, por los nuestros, por los de todos, no vamos a permitir que las mentiras que Luz Mely teje para sus amos nos arrebaten la paz.

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Venezuela sigue resistiendo las agresiones de EEUU, por Marco Gandásegui


Venezuela sigue resistiendo las agresiones de EEUU
Autor: Marco A. Gandásegui, hijo. Panamá

Venezuela ganó la batalla diplomática frente a EEUU. A pesar de haber movilizado el llamado grupo de Lima en América latina y los países acreedores en Europa occidental, Washington fracasó en sus intentos de quebrar la resistencia del gobierno bolivariano. Con excepción de los gobiernos arriba mencionados, el resto del mundo apoya la paz y el diálogo y rechaza la agresividad de EEUU. Venezuela cuenta con aliados en el escenario mundial con un peso significativo. Incluso, el papa Francisco hizo un llamado a la paz y el diálogo para evitar “un derramamiento de sangre innecesario”.

Todo indica que en el frente interno el presidente Maduro también ha ganado la partida. En primer lugar, tiene capacidad para movilizar a los sectores mayoritarios del país en defensa de la Revolución bolivariana. Segundo, las Fuerzas Armadas siguen siendo parte central de las políticas de transformaciones que tiene programado Venezuela desde que Hugo Chávez ganó la primera elección popular en 1998. Tercero, aunque EEUU juramentó un ‘presidente interino no representa una amenaza para la institucionalidad del país. Además, el ‘presidente’ impuesto por Washington no tiene apoyo significativo en el seno de la Asamblea de Diputados, ni entre los partidos de oposición.

Mientras que Caracas se sostiene sobre tres sólidas columnas (pueblo, Ejército e institucionalidad), el presidente de EEUU, Donald Trump, tiene dos poderosas cartas que está moviendo junto con sus aliados. La primera es la económica. Acaba de expropiarle a Venezuela todas sus propiedades en EEUU y las exportaciones de petróleo con destino al mercado norteamericano. Cerca del 70 por ciento del ‘oro negro’ venezolano que se exporta se destina a EEUU. Además, representa más de 80 por ciento de los ingresos de divisas a la economía venezolana. A pesar del bloqueo norteamericano y el sabotaje de las empresas venezolanas de distribución, el gobierno lograba distribuir bienes importados a la población consumidora. Con esta medida, Venezuela tiene que buscar otros mercados para su petróleo. En el horizonte se asoma China, el consumidor más grande a escala mundial. Hacer el cambio de un mercado a otro toma tiempo y no está exento de complicaciones. Aún más problemático, es reemplazar los productos de consumo que importa Venezuela de EEUU. Este no es sólo un asunto económico. De por medio está una cultura que en los últimos 70 años - o un poco más - fue reemplazando la producción local por las importaciones (desde la harina de trigo, la ropa de marca hasta los materiales de construcción). La intención de EEUU es, por un lado, quebrar la economía venezolana y, por el otro, quebrar la resistencia del pueblo. Venezuela no tiene una tradición de relaciones comerciales con América latina. Con excepción de Cuba y algo menos México, el resto de la región depende de su comercio exterior con EEUU y Europa occidental (las no tan antiguas potencias imperiales). Los países del grupo de Lima (principalmente Brasil, Argentina, Perú y Chile) se convirtieron en los últimos 25 años en agro-minero exportadores a China.

Lo que tiene al mundo (literalmente) en ascuas son las reiteradas amenazas de EEUU de invadir militarmente a Venezuela. Washington está utilizando la misma estrategia que aplicó con éxito en Libia, Afganistán, Iraq y que fracasó en Siria. En primera instancia aislar a los países que declara “amenazas a su seguridad nacional”, enseguida montar una pseudo-plataforma con otros países subalternos y después desatar la “guerra total”. Es decir, destruir ciudades, pueblos y toda resistencia que es identificada. En Libia tuvieron éxito y hoy no hay institución alguna en ese país. En Afganistán fracasaron y el Taliban (“Estudiantes del Corán”) sigue resistiendo. En Iraq apareció el Estado Islámico (sunitas con apoyo financiero de Arabia Saudita) que han creado un caos político en aquella región.

Hay noticias que EEUU tiene tropas en Colombia preparadas para invadir a Venezuela. Ante semejante escenario hay tres posibles resultados: Primero, que se repita la experiencia de Playa Girón (Cuba) y la invasión fracase. Segundo, que la destrucción de los bombardeos de EEUU y la represión indiscriminada acabe con pueblo e instituciones (como ocurrió en Chile en 1973 y Panamá en 1989). Tercero, que el pueblo resista tal como lo hizo Bolívar hasta que los venezolanos expulsaron al imperio de aquella época. Todos queremos la paz no la guerra. Hay que respetar la declaración mediante la cual se proclamó a América latina una zona de paz.
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